Haber llegado al restaurante fue más fácil de lo que pensó, aunque sus piernas dolían por la larga caminata, finalmente llegó y se encontraba sentada frente a Seulgi después de un efusivo abrazo que las hizo tirar un bote de basura y que la gente a su alrededor las vea mal. Nunca pensó que podría extrañar tanto a esa loca con tantos problemas psicológicos que canalizaba de cualquier forma menos de la manera indicada, pero ahí estaba, conteniendo las lágrimas después de haberse abrazado tan fuerte que una sentía los latidos del corazón de la otra. Tenían mucho para contarse, principalmente Kaia sobre su nueva estancia en el convento, pero se había quedado pasmada viendo a Seulgi, recordando sus detalles, como un bebé cuando ve por primera vez a su madre; con tanta atención y admiración, memorizando hasta la más mínima mancha.
Su mejor amiga era mayor por unos meses, por ende cuando se conocieron Seulgi la empezó a cuidar como si fuera su hermana pequeña, de esas a las que protegía de los chicos malos y con una mirada seria le hacía entender cuando alguien no era bueno para ella. Su madre estaba tranquila cuando la dejaba con Seulgi, bueno, no tanto, pero sabía que por lo menos su hija no acabaría en una alcantarilla por un chico malo, o tampoco terminaría en un coma etílico, porque aunque Seulgi sea un desastre a veces, jamás dejaría que algo le pase a Kaia. Sí era verdad que habían situaciones que no estaban en su control, si un chico le rompía el corazón, desaprobaba una materia, o incluso si un borracho en una fiesta la llevaba a una habitación y después ella se negaba pero él insistía. Habían momentos en los que Seulgi no podía cuidarla, pero por lo menos las veces que situaciones parecidas se presentaban, ella ya sabía cómo manejarse; no la dejaba irse con un chico que tenía mala pinta o había consumido drogas. La ayudaba a aprobar las materias. Y cuando un chico le rompía el corazón ella se encargaba de romperle los dientes.
Seulgi estaba frente a ella con su cabello suelto, más largo que la última vez que se habían visto, tenía el flequillo cortado por encima de las cejas, posiblemente en una rebeldía de madrugada o un momento en el que estaba aburrida y decidió agarrar las tijeras. Se había hecho nuevos tatuajes en los brazos y piernas, también tenía uno en su clavícula, sin contar los piercings que siempre estuvieron ahí; dos en la nariz, uno en la lengua, y el de la ceja. Kaia nunca entendió porqué tanta fascinación por las agujas, ella se llegó a hacer uno cuando era más pequeña, en el costado de su nariz, pero después de que se le infectó decidió dejar de lado la rebeldía de los piercings. Su mejor amiga vestía un pantalón de jean y una camiseta corta que dejaba a la vista su ombligo, era delgada, tanto que envidiaba que ni siquiera tenía grasa en los brazos o abdomen, sus pechos tampoco eran grandes, y estaba acostumbrada a no utilizar brasier, como ahora, cosa que hacía que mujeres mayores la vean con desagrado, y los hombres con lujuria. Seulgi era muy liberal, usaba lo que quería, sin importarle los demás.
⎯ ¿Un vestido más corto no querías traerme?⎯ preguntó Kaia de forma sarcástica mientras se movía en la silla, ya algunas personas la habían visto con extrañeza por su ropa tan corta. Un vestido que iba entre el celeste y plateado llevaba en su cuerpo, con la espalda totalmente descubierta y la falda apenas tapándole el trasero, incluso tuvo que bajarse un poco la ropa interior ya que se veía por encima.
⎯ Tendrás a todos los hombres esta noche, incluso uno ya te está viendo.⎯ mencionó ella, mirando sin disimulo detrás de la espalda de su mejor amiga. Kaia volteó, encontrándose con un hombre de cabello negro y ropa formal, mirando detalladamente el cuerpo de ella, ni siquiera tenía un abrigo decente que combine con el vestido tan revelador, y no podría ponerse una sudadera enorme con un logo de The Beatles. El hombre levantó la copa cuando cruzó miradas con Kaia, ella sonrió incómoda y volvió a mirar a Seulgi, quien suspiró.⎯ Lastima que nos iremos de aquí, espero que en la discoteca encuentres uno igual de bueno.
La comida llegó, habían decidido comer pastas con salsa, la última vez que habían consumido comida rápida antes de beber alcohol terminaron pegadas al retrete por lo mal que les había pegado la bebida. Comenzaron a comer mientras hablaban de cosas triviales, querían ponerse al día, además de que Kaia estaba buscando buenas palabras para decirle a Seulgi lo que estaba pasando en su vida. Soltar de la nada que se estaba haciendo pasar por una Novicia era...bastante fuerte, ni siquiera ella se lo creería si se lo dicen. Suspiró cuando Seulgi empezó a contarle que Hyun So la estaba buscando, le parecía irónico que su ex novio infiel la estaba buscando por todas partes cuando él arruinó la relación. Tampoco era una sorpresa, desde antes de que su madre falleciera él ya la estaba buscando, incluso la había esperado un día mientras almorzaba con su madre, quien para ese momento no sabía que Kaia y Hyun So ya habían terminado. Su madre no lo amaba como a otro hijo pero...tenían buena relación, lo justo y necesario, se llevaban como cualquier suegra y yerno debían llevarse.

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Dear Lord| jjk. ✓
FanfictionKaia tuvo que escapar de su pueblo después de que unos prestamistas quisieran cobrar cuentas con ella, gracias a su madre fallecida que les pidió dinero hasta el hartazgo. Tenía que crear una nueva identidad, esconderse donde pudiera, y la amiga de...