quince

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Los días habían pasado, extrañamente Kaia sentía que el tiempo comenzaba a pasar más rápido y eso la ponía nostálgica, casi se estaban por cumplir cuatro meses de que su madre falleció, y aunque se seguía formando un nudo en su garganta al recordarla, debía entender que no podía seguir pensando en ella de forma triste. Su madre ya estaba en un lugar en el que no estaría sufriendo, ya sea por las cuentas infinitas, por sus problemas de salud, o por los dolores de cabeza que su hija le provocaba. Por muy egoísta que suene, que su madre haya fallecido fue beneficioso, en cierta parte, porque por lo menos ahora tenía la tranquilidad de que ella no estaría sufriendo y llorando a escondidas por no poder pagarse un tratamiento para atrasar el cáncer que se la estaba llevando poco a poco. La iba a extrañar toda la vida, eso era obvio, y en algún momento dejaría de llorar al recordarla, los 21 ya no serían una fecha triste debido al fallecimiento de ella, sino que sin darse cuenta, algún día, pasaría por alto esa fecha sin pensar "otro mes sin mamá".

Además de que no la estaba pasando tan mal en el convento, fuera de que Beatrice parecía comportarse como una cría estúpida de películas adolescentes, echándole la culpa por la falta de galletas o poniéndole el pie para que Kaia se caiga al suelo, cosas muy ridículas que una señora que pasaba los cincuenta años no debía estar haciendo, pero la maldad estaba en la gente sin importar la edad, y lamentablemente, Kaia no podía hacer más que contestarle mal a Beatrice, o decirle a Minah lo que sucedía, pero tampoco quería armar mucho show, sino la que sería echada iba a ser ella, no una Monja que estaba en el convento desde hace ya muchos años. También se había hecho más cercana a Sarah y JiHye, descubrió que dentro de tres meses venía el grupo que ellas querían ir a ver, cómo el concierto era en la ciudad podían sacar las entradas incluso una semana antes, y Kaia no sabía de dónde demonios sacar dinero, tendría que ir al banco, ya que tenía un poco de su último sueldo, solo esperaba que las entradas no sean muy costosas.

Y con JungKook también todo iba bien, intentaba no pasar esa línea que él había plantado, de forma inconsciente, y aunque costaba mucho, estaba lográndolo, por lo menos no se lanzaba a sus brazos ni tiraba indirectas muy obvias, intentaba verlo como un amigo. De igual manera, tampoco es que habían tenido muchos momentos a solas en sí como para pensar en tan siquiera lanzarse, casi siempre estaban con una hermana más o en un lugar lo suficientemente público como para que cualquiera pudiera verlos, y eso no molestaba a Kaia, al contrario, era como una advertencia de lo que sucedía y hasta donde podía llegar. Estaba segura de que si estuvieran a solas en un lugar que nadie pudiera verlos diría alguna estupidez que lance todo su esfuerzo a la mierda, estaba teniendo más autocontrol del que podía pensar, y se burlaba de ella misma porque se trataba como un animal en celo que no podía aguantar no aparearse, pero realmente JungKook se le hacía irresistible a sus ojos. Dios Santo, tuvo que ir a pedirle perdón a Dios cuando él se presentó al convento con pantalones de cuero jodidamente ajustados, ¿tan siquiera era correcto que él vaya con prendas tan provocadoras? Por favor, eran puras mujeres que no tenían sexo hace tiempo, era casi como llevar una prostituta a un juntada de hombres solteros adolescentes.

Okey, quizá se había pasado un poco.

Ahora se encontraban sentados en un pasillo de la escuela, Kaia le había comentado a JungKook sobre lo que vió aquella vez, y ahora que sabía que NaEun es su prima, con más motivo lo hizo. Estaban a veinte minutos de que el timbre sonara para que los alumnos salieran, mientras tanto ellos esperaban ahí, en el vacío pasillo que solo resonaban las voces de los profesores dentro del aula, explicándole a los alumnos. Uno estaba sentado al lado del otro, por algún motivo, comenzaron a hablar sobre sus familias, JungKook comentando que era alérgico a los gatos y aún así su hermano una vez llevó uno a casa cuando eran más pequeños, lamentablemente el minino tuvo que ir a un refugio de animales, pues su hermano se la pasaba estornudando, con la piel salpicada de pequeñas manchas rojas y mocos, era horrible vivir así. JiMin siempre fue el pequeño demonio de la familia, aunque esa vez lo había hecho sin querer, es más, gracias a él descubrieron de la alergia que JungKook tenía.

Dear Lord| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora