Un trato para conveniencia mutua | Lucifer x Alastor

Hagamos un trato

Luego de que el exterminio terminara las cosas volvieron a la normalidad, al menos tanto como se podía, muchas cosas cambiaron, comenzando por el hotel el cual había sido reconstruido desde cero, la ausencia de Sir Pentious que afligía a todos y por supuesto la presencia del rey del infierno ahora como residente del hotel.

Lucifer se encontró no solo siendo de mucha ayuda para volver a levantar el hotel desde las ruinas, sino también el principal soporte emocional para Charlie de continuar con su sueño. Sin embargo, había algo que le era sumamente inquietante y es la carne de los ángeles que los pecadores del barrio caníbal se habían llevado, él sabía el efecto que esa sangre podría causar en los pecadores y si no se regulaba podría provocar un desastre en la ciudad.

Tenía que hablar con quien regía la ciudad caníbal, tenía que advertir el peligro que podía llegar a ser. Con un simple gesto de manos, un portal se abrió frente a él que le llevó al centro de la plaza, Charlie le dijo que aquella que le ayudó a convencer a los caníbales era Rosie, si bien Lucifer no la conocía más allá que por el nombre como para saber dónde encontrarla, supuso que empezar por el Emporio de Rosie era la opción más evidente.

Al acercarse a la puerta de entrada no tuvo oportunidad de abrirla antes de que la puerta fuera empujada por otro demonio, Alastor se encontró frente a él con su habitual sonrisa molesta, se miraron unos momentos antes de que el venado comenzara su conversación.

—Es una sorpresa verlo por aquí, su majestad, veo que ha agregado el barrio caníbal a la lista de lugares en los que aislarse depresivamente, recomiendo el bar Dhamer a la vuelta, buena comida y algo de compañía que no le haría mal.

Lucifer lo miró extrañado, si bien Alastor lucía igual que siempre, notó que su tono era mucho más mordaz, al menos más de lo habitual.—Gracias por la recomendación, Alastor, pero suelo estar muy ocupado con las tareas del hotel que no has podido realizar los últimos días, para ser el productor ejecutivo de Charlie, realmente eres inútil.

—Me encargo de negocios, amigo mío, una tarea que deberías conocer siendo el rey del infierno, o tal vez no siendo que llevas años sin dar un solo paso fuera de tu palacio.

—Las ventajas de ser el rey del infierno es que no necesito salir de mi palacio para tener todos los negocios y tratos que necesite en la palma de mi mano, pequeño venado—estaba comenzando a ser tan irritante que casi elevaba la voz, mantuvo la calma y recordó la razón principal que lo había llevado a ese lugar en un primer instante—. Si me disculpas, tengo asuntos que atender justo ahora.

Viendo que el pecador parecía no querer moverse de la puerta, Lucifer pasó a un lado de él entrando a la tienda sin prestar atención, cuando entró una mujer alta y bien arreglada se acercó a él, bueno, en realidad no a él.

—¡Alastor! Casi olvidas tu micrófono—la mujer pasó a un lado de él y le ofreció a Alastor su bastón extraño, cuando la dama lo vio en la entrada, se sorprendió y entonces dirigió su atención a él—. Oh, Alastor, no me dijiste que conocías al rey en persona ¿porqué no nos presentas?

Alastor aceptó el micrófono y miró a Rosie, en verdad esperaba poder retirarse al hotel en ese mismo instante.

—Oh, por supuesto, su majestad, ella es Rosie, la dama con más clase de toda la ciudad caníbal y la misma dirigente de esta región del pentagrama. Querida, él es-

Lucifer lo interrumpió antes de que pudiera continuar: —Lucifer Morningstar, todo un placer conocerla, Rosie.

El rey le tomó la mano y besó su palma, no era bueno en las interacciones sociales, pero conocía las reglas de etiqueta que usaban los pecadores y su única motivación para hacerlo fue intentar molestar a Alastor un poco, Charlie le comentó que Rosie parecía ser amiga de Alastor y el pecador apenas y tenía amigos, quería devolverle el favor por la ocasión en la que pelearon por Charlie.