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El Grave fue algo que estuvo destinado en mi vida. Desde pequeña sabía que nunca valdría lo mismo que mi hermana menor, ella con su precioso pelo rizo dorado y sus ojos verde oliva , sus mejillas rosadas con pequeñas pecas y esas sonrisa tan brillante.
Yo por otro lado era todo lo contrario mi pelo negro tan oscuro como el carbón y ojos celestes, mi piel era tam blanca como la porcelana pero para mí madre no era natural era un blanco lechoso enfermizo.

Era su saco de boxeo desde que papá murió, su adicción con la bebida lo empeoraba , apenas podía ducharme o tan si quiera salir de mi cuarto, mientras que mi hermana tenía todo lo que quería y al igual que mi madre se burlaba de mi situación.
Hasta que finalmente se cansó de mi y me dejó en las puertas de aquel horfanatorio.

Aquella mujer, Margaret, intentó buscar mis más oscuros miedos de miles formas posibles y en ello entraba Rigel con su rechazo, el favorito de Margaret.
Era como un hijo, todos sus caprichos y deseos eran cumplidos, en seguida si le ocurría algo Margaret corría en su auxilio,¿ único requisito? Tocar el piano horas tras horas.

Las torturas de Margaret con el tiempo se volvieron diferentes, mas oscuras y sangrientas, sentía como mi piel se cortaba ante aquel cable chocando contra mi espalda, no podía gritar ni llorar , ninguna queja, recordándome siempre lo poco que era y sería en la vida , lo poco que valía y que lo único que merecía era morir. Tenía un odio profundo hacia mi Ninguno de los demás niños era como el mío, tal vez les cortaba el pelo u los dejaba en cuartos oscuros, pero Ninguno de sus castigos dejaba marcas permanentes exceptuando el mío.

Y siempre, detrás de ella, Rigel mirando como la sangre brotaba de mis heridas, con una cara tan fría, que no el mismísimo invierno más frío causaba esa sensación.

......

Ese día nuevamente había sufrido uno de sus múltiples castigos, mi espalda ardía y estaba boca abajo con mi espalda al aire, mis lágrimas salían silenciosas en pequeños sollozos, no alcanzaba a ponerme crema en la espalda era tan doloroso moverse que parecía que las heridas se abrirían de nuevo.

Pero entre toda esa oscuridad, la calidez acaricio la espalda por mucho que ardiera mil demonios, se soportaba al notar la suavidad en la que la fría crema era aplicada aquel prolongado toque amable era todo lo que necesitaba para intentar seguir a delante.

Tan suave, como si acariciara a la flor mas delicada, y esa flor fuera yo

..........

Con molestia en mi espalda camine junto a Nica que no sabía donde sentarse, y no se le ocurrió mejor lugar que delante de Rigel. Nica era muy buena chica y su castigo al igual que mío podía ser duro pero era tonta, porque se pondría frente a la persona que le imparte odio. Y nuevamente discutiendo entre ellos yo me senté en una mesa sola viendolos de lejos como se gritaban mientras yo solo pinchaba la comida, no tenía hambre.

Y en en abrir y cerrar de ojos Margaret arrastraba an Nica y aunque fuera muy estúpido salte a defenderla y ahora era yo la que recibía el castigo y al pasar frente a Rigel lo vi. Vi como se cortó a propósito la mano y hecha a un grito de dolor haciendo que Margaret me dejara libre y corriera a auxiliarlo.

Por mucho que lo pensara me parecía estúpido quien iba a defender a un bicho raro como yo, solo de pensar que lo hizo por lástima me enfermaba, lo odiaba, tanto.

-Vanesa, aquí estás - dijo Nica en la puerta de la alcoba

-largate Nica quiero estar sola- dije sin mirarla

- pero no puedo dejarte sola después de haberme ayudado - dijo sentándose a mi lado- somos amigas¿ no?

- Nica, yo no tengo amigos - dije mirándola seriamente - no merezco tener a nadie

Crystal tears | Rigel Wild Donde viven las historias. Descúbrelo ahora