Cuando Esra regresó al día siguiente, Pedro estaba diferente. Sus ojos no tenían el mismo brillo amable que el día anterior y apenas la saludó en un murmullo cuando entró a la habitación. Probablemente había salido del shock, pensó ella mientras levantaba la venda de su abdomen.
Pedro tenía la piel caliente cuando lo tocó y al ver la herida notó que estaba infectada de nuevo. Las infecciones eran muy comunes en las instalaciones lunares, Esra creía que podía tener algo que ver con la humedad que generaban los emisores de oxígeno que había en los complejos, una falla de la que nadie se hacía cargo.
Lo había comentado a sus superiores, pero no le hacían caso, no le harían caso a una enfermera.
Las enfermeras no eran cualquier cosa en la Luna, tenían un pasado oscuro. La mayoría estaban allí como castigo, enviadas lejos de la Tierra por algún error que habían cometido, una especie de prisión donde tenían que trabajar. No era el caso de Esra, que llevaba más de un año allí por voluntad propia. Pero sólo un par de personas lo sabían, no le gustaba ventilar aquello por ahí.
Pedro hizo una mueca cuando presionó un algodón para limpiar.
–¿Le duele?
–Sí. –él se aclaró la garganta.
–Está infectada, le daré antibióticos.
Pedro comenzó a odiar las medicinas. Le dolía el brazo por la intravenosa y tenía el rostro caliente por la fiebre. Recordaba poco y nada de la visita de la enfermera del día anterior y temió que hubiera hecho algo mal, se veía joven, lo suficiente para cometer errores como ese.
Cuando regresó con la dosis, Pedro levantó un poco la cabeza para ver como lo inyectaba, parecía que tenía todo bajo control. Su frente se arrugó un poco mientras presionaba el líquido hacia abajo, concentrada en lo que hacía.
–¿Ya vinieron a asearlo? –le preguntó después, levantando su vista hacia él. –Lo siento, pero será mejor que no se duche hoy.
–¿Por qué no?
–Tiene una infección. –Pedro apretó los labios. Lo único que quería era salir de allí. Además, estaba molesto con su hermano, por no haberle dicho sobre sus compañeros muertos. De los que por cierto, él estaba a cargo.
Esra le pidió que sacara la lengua y luego le pidió seguir la luz de una linterna con los ojos.
—No eres como las otras. —dijo él.
—Todas tenemos mucho trabajo.
Por supuesto que Esra no era la única que visitaba a Pedro, en la jerarquía del ala médica del completo había tres tipos de enfermeras, del grado uno al grado tres. Esra pertenecía al grado dos, no era una ex convicta entrenada para hacer curaciones menores y asear a los pacientes como las grado uno, tampoco era una jefa de área como las tres. Hacía procedimientos medianamente complejos, terapia de recuperación y rellenaba las fichas con la evolución de los pacientes. Había al menos 130 enfermeras en cada complejo. El que estaba ella era el más pequeño, pero el más importante, porque allí llegaba el cargamento desde la Tierra y tenía que ser repartido al resto en el tren de carga al que Esra nunca se había subido.
Las enfermeras no tenían permitido salir del complejo o ir al exterior. Se acercaban a la salida cuando había algún accidente como el de Pedro y su equipo, pero no podían poner un pie afuera o usar un traje espacial.
Esra se moría por hacerlo.
—Me refiero a tu pasado en la Tierra. —Pedro clavó sus ojos en ella. —No estuviste en la cárcel, ¿qué edad tienes?
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L E J O S [Pedro Pascal]
FanfictionDespués de la muerte de su hermana mayor en medio del caos de los últimos días del mundo, Esra Brown decidió que no quería estar más en la Tierra. En su nuevo hogar conoció al paciente P097, del que se enamoró sin darse cuenta mientras intentaba lid...