°Capítulo 17: Propuesta°.

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Julieth Montague

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Julieth Montague.

La sorpresa que me llevé al ver a mi mejor amigo, Danny, frente a la puerta del instituto vestido de traje y esperando por mí, no era nada comparado a la que me llevé cuando entré al coche y vi un gran regalo junto a otra nota.

Abre este regalo cuando llegues al lugar donde te llevará Danny.

Oh, no te molestes en preguntarle a qué está pasando porque no dirá nada, ya te conozco y sé que es lo primero que harás.

Cole.

Eso decía la nota. Pero ignoré el hecho de que mi mejor amigo no me diría nada y, aun así, le pregunté, algo podría conseguir de todo esto. Danny encendió el motor y comenzó a avanzar por las calles mientras tarareaba una canción pegajosa que sonaba en la radio.

—Entonces... ¿A dónde vamos? —pregunté en cuanto comenzamos a andar.

—Juls, no me sacarás información —contestó él.

—Solo una pista, prometo no decir nada—supliqué, y él negó—. Oh, vamos, me muero de curiosidad. Dime al menos algo de qué se trata esto.

Él soltó una carcajada, negando con la cabeza, divertido. Ahí supe que no iba a abrir la boca en lo absoluto. Maldito.

—Lo siento, Julie. Esta vez he jurado guardar el secreto de mi hermano. Cole me mataría si arruino la sorpresa —respondió, manteniendo la mirada en la carretera.

Lo mataré en cuanto pueda, lo juro. Suspiré dramáticamente para que notara mi disgusto y él solo se volvió a reír de mí. Sin embargo, no pude ocultar mi sonrisa por mucho tiempo, ¿acaso a quién no le gustan las sorpresas de este tipo? A mi me encantan, debo admitirlo. Dios, estoy tan emocionada por esto que incluso se me olvidó que estaba enojada con el rubio.

Decidí hablar con Danny en el camino sobre la obra de teatro, ya que no podía sacarle información. Ambos estábamos algo estresados últimamente con los ensayos, por lo que era fácil entendernos. Luego de unos minutos en coche, llegamos a la puerta de mi casa.

Fruncí el ceño, confundida. ¿Qué hacemos en mi casa? No noté en qué momento Danny se bajó del coche porque estaba muy confundida, pero cuando me di cuenta, él ya estaba abriendo mi puerta y ayudándome a bajar.

—¿Por qué estamos en mi casa? —cuestioné.

—Recuerda que mi boca está sellada, Juls —dice, y lo miro mal—. Bien, esta es tu primera parada, yo te esperaré aquí hasta que termines. Disfruta.

—¿Qué?

—¡Julieth! —La voz de Sheyla me hizo dejar de prestarle atención a mi mejor amigo.

¿Qué hacen las chicas en la puerta de mi casa? Me acerqué a ellas rápidamente con el regalo y el ramo de margaritas entre mis manos. Todas se miraban entre sí con una sonrisita cómplice, y ahí lo supe, todas ellas están involucradas en esta maldita sorpresa.

My Walter boy  - Cole WalterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora