El sultanato de los omegas

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—¡Detestables!— el pelirrojo odiaba con todas sus fuerzas a las personas que se lo habían llevado de su hogar. Aunque estaban en el barco los pies del pelirrojo estaban hinchados después de caminar sin descanso hasta el puerto mientras los capturadores iban tranquilos a caballo. En el barco tampoco se podían relajar porque todos los capturados tenían que limpiar el barco que estaba siempre sucio.

—¡Todos ustedes son esclavos!— hablo uno de los hombres dando a entender su posición superior ante los secuestrados— ninguno es libre.El pelirrojo estaba irritado por esto, quería matarlos a todos, pero la mano de una joven lo detuvo.

—Me gustaría ser valiente como tú— dijo la joven que parecía tener un rostro de niña. Porque no era la mejor época para existir. Los demás que estaban secuestrados oscilaban entre doce a diecisiete años y serían puestos como esclavos de ls persona que diera mas dinero por ellos.

El pelirrojo se dió cuenta de las miradas de poca esperanza de los demás en el barco, hablaban en distintos idiomas y sus características físicas mostraban ser de lugares distintos. Los más pequeños miraban con miedo a los alrededores como si cualquier persona les hiciera daño. "Este es el mundo" pensó el pelirrojo con decepción de la realidad.

—Tienes suerte— dijo la chica que le había agarrado la mano— estos hombres te secuestraron especialmente para el harem del sultán, pero el resto de nosotros tenemos un destino distinto.

El pelirrojo quería replicar que detestaba la idea de ser parte del harem, pero era cierto que había destinos peores que podían traumar a las personas. — Esto es una mierda— susurro el pelirrojo con los puños cerrados.

—Aun así siempre quieres buscar tu libertad— dijo la chica— si logras escapar ¿Podrías buscar a mi familia?¿Puedes acordarte de los rostros?¿Sabes dibujar?¿Podrías dibujar mi rostro y buscar a mi familia? No quiero que se olviden de mi.

Muchas cosas que se dicen, personas que no quieren ser olvidadas, personas que quieren volver a ver a sus familiares alguna vez ¿Podrán encontrarse con ellos?¿Quedarán como fantasmas frustrados que no cumplirán su deseo?

—Me acordaré— aseguró, porque de alguna volvería. Debía regresar a su hogar algún día y dar la voz de todas esas personas que estaban secuestradas, porque es algo que hubiera hecho, porque esas familias merecían saber sobre sus hijos. Aunque si destino era loco ¿Qué le esperaba en esas tierras? ¿Cuánto pasaría? Solo quedaba tener fé para superar sus adversidades.

Cuando el destino del pelirrojo se encontraba a las puertas del palacio los hombres que lo habían secuestrado parecían muy exigentes.

—¡Caminen flojos!— grito el hombre con un látigo en la mano como si los viera como carne de ganado. Tal fue el golpe que una de las niñas terminó con la pierna rota en el piso.

—¡Infelices!— el pelirrojo no pudo soportar ese trato y a fuerzas mordió el brazo del hombre que los estaba lastimando.

—¡Ahh!— hubo gritos. Estaban los demás hombres agarraron al rebelde por los hombros, pero el pelirrojo daba pelea con ellos, solo que uno decidio apuntarlo con el filo de su arma, estaba arto de la rebeldia de ese omega y pensaba en cortarlo.

—¡Baja tu mano!— ordenó la voz de un peliblanco con puntas rojas que se acercó con pasos imponentes, al costado había otro peliblanco alto que también pareció ser de gran importancia y atras de ellos un gran sequito— ¿Acaso planeas dañar el regalo del sultán?

—Principe Jouno— los hombres entonces bajaron la cabeza ante el principe Omega Jouno que era conocido por ser un sádico si no se cumplían sus deseos. —Principe Nikolai— las reverencias también fueron para el principe Omega Nikolai que era conocido por la mente extraña que posee en sus decisiones. Los dos eran los hermanos Omegas del sultán Dazai, pero no tenían al mismo padre Omega, solo compartían sangre por parte del sultán Fukuzawa y algunas personas decían que eran malvados por traicionar a las personas que los dieron a luz todo para ayudar a Dazai a tomar el trono.