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— ¿Estamos aquí por lo mismo?— dijo Tetchoo mirando a los que se supone serían sus futuros cuñados. De hecho Tetchoo era el pasha más joven, pero no tenía ningún familiar, se podria decir que era el último en su linaje.

—Para replantear el compromiso — dijo el único hijo de un pasha porque el resto de sus hermanos habían parecido cuando eran pequeños— claro que es un gran honor para la familia Poe, pero quisiera llegar a un acuerdo con el principe Rampo.

—Ellos no harían peleas— contesto un pelinegro que no venia de una familia importante y aún así se las ingenio para poder ayudar a poner a Dazai en el trono— los conozco desde pequeños así que puedo asegurar que ellos también quieren un trato justo que beneficie a las dos partes.

—Nosotros no los conocemos mucho como tú, Fyodor— respondió Tetchoo porque solo había visto a su prometido dos veces, en el funeral del sultán Fukuzawa y en las guerras de sucesión aunque debe admitir que le gusto ver como Jouno se enfrentaba con valentia contra príncipes alfa.

—Estoy nervioso — dijo Poe— bueno cualquiera se pone nervioso cuando está por casarse aún así ¿Esto estará bien? Después de todo es un acuerdo dado por el sultán ¿Es seguro que estaremos bien?

—Solo podemos calmarnos. Los destinos de Ala son por algo— respondió Fyodor confiando en los designios de su vida.

Así que los tres decidieron entrar a ver a Valide sultán Mori cuando aparecieron los príncipes Omegas y los problemas. De hecho los príncipes Omegas y las sultanas no tenían actitudes tradicionales. Los hermanos del sultán Dazai eran de hecho algo que rompía los paradigmas normales de lo que se espera de una corona, eran intrépidos, guerreros y tenían conocimientos en distintas cosas gracias a que el Valide Mori siempre había educado a los Omegas como si fueran alfas. Si le preguntarás a otros alfas se sentirían incómodos, pero estos tres pretendientes también eran extraños que de hecho les parecía algo atractivo la actitud de estos Omegas.

— Lo hicimos por el sultán— respondieron los hermanos con algo de verdad.

— Están en problemas— el Omega mayor miraba a los príncipes como cachorros que habían roto una torre entera.

—¡Pero mamá!— los príncipes y las sultana tuvieron que callar rápidamente al sentir la mirada del Valide intensificandose.

No pasó mucho para que todos estuvieran frente al sultán que había interrumpido su momento para resolver el problema con sus hermanos.

—¿Quien ganó?— la pregunta del sultán dejo a unos sorprendidos.

—¿No debería preguntar primero que daños se causó?— dijo Ace tratando de no sonar desafiante, pero con el tono necesaria para mostrar el descontento.

— Tal vez lo haria— susurro el sultán para luego mirar de manera fría a las personas enfrente de él— ¿Pero no es acaso una falta de respeto insultar a alguien de la dinastía? Margaret es mi hermana, hija de un Sultán. La criada que se atrevió a hablar mal debería morir de manera miserable por retar a una flor del imperio, pero Margaret tiene derecho de castigar como mejor le parezca.

La sultana pareció sonreír en victoria ante Ace. Lo de matar a alguien no era necesario porque Margaret no quería llegar a esos extremos, de hecho la mitad de la pelea se la paso tratando de que su hermano Jouno no matara a la sirvienta.

—En cuánto a lo que sucedió con Iván— dijo el sultán mirando a su hermano peliblanco— tengo entendido que testigos dijeron que el concubino empezó los gritos y Nikolai solo respondía. En todo caso mis hermanos tienen valor más grande que cualquier concubino del palacio.

—¿Pero que hay de lo sucedido entre el concubino Shibusawa y Rampo? Recuerde que él tiene una niña de la dinastía— dijo Ace sacando a relucir ese tema.

El sultanato de los omegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora