Prisionera parte 1

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Editada

Se dice que la danza de dragones comenzó cuando Aegon II fue nombrado como el legítimo rey de Westeros en Pozo Dragon ante decenas de millares de personas y con ello arrebatándole el trono a la princesa Rhaenyra, quien había sido nombrada y elegida como la heredera del padre de ambos Viserys I. Pero realmente todo inició con una venganza y una traición. El día que el príncipe Aemond se manchó las manos con la sangre de su sobrino, Lucerys, fue ahí cuando toda negociación o pacto de paz entre ambos bandos terminó y la sangre comenzó a derramarse y espadas comenzaron a chocarse: hermanos contra hermanos y dragones contra dragones.

Sí había una palabra que describiera a la princesa Tn; sin duda alguna sería "tración". Había cambiado el color verde por el negro y le había dado la espalda a sus hermanos y madre para defender a la persona que tanto ellos odiaban. Tn había peleado y levantado su espada en nombre de Rhaenyra, pero nada de lo que hizo Tn sirvió. Al final solo quedó la pierna de Rhaenyra y las demás partes de ella, bueno, estaban en el estomago de Sunfyre, y aquella que un día fue conocida como la princesa rebelde hoy estaba encerrada y encadenada en una maldita celda donde su única compañía eran las ratas.

Aemond, mientras colocó la llave en la cerradura de la puerta y para abrir la puerta de la celda donde se estaba encerrada su hermana, al entrar se encontró con los ojos amatistas de Tn que lo miraban con odio, provocando que apareciera una sonrisa arrogante en los labios del príncipe. No importaba cuantas veces la golpearan o le negaran la comida; Tn jamás mostraría arrepentimiento por sus acciones y mucho menos suplicaría piedad. Aemond caminó unos cuantos pasos hasta quedar frente a su hermana.

-Es una lástima que terminarás aquí -declaró Aemond tomando el mentón de la princesa con su muñeca.

-¿Por fin vienes decidido a acabar con vida?-cuestionó Tn, levantando una de sus cejas.

Aemond se acerca y pone su mano derecha alrededor y hace presión alrededor del cuello de la Targaryen, provocando que el aire en los pulmones de Tn dejara de entrar por unos cuantos segundos para después soltarla. Con su ojo celeste, el mata-sangre recorre el cuerpo de su hermana de arriba a bajo, mirando cada moretón y cicatriz que ella tenía sobre su blanca piel, para después detener su mirada sobre los labios resecos y ásperos de Tn.

No era de extrañar debido a la falta de agua; el príncipe colocó su pulgar sobre los labios de su hermana, tocándolo, causando la molestia de ella, y después pasó los dedos de su mano izquierda sobre los huesos de las costillas de Tn que se podían percibir sobre la fina tela del vestido que la princesa llevaba puesto. Ella había perdido peso en los últimos meses, pero, aún en su peor estado, Tn sigue siendo el objeto de deseo del príncipe.

-Hay mejores castigos que la muerte. -Respondió Aemond con voz ronca.

"¿Qué podía ser peor que morir sin honor y en una jodida celda como esta?» Pensó la princesa. En ese momento, Aemond presionó sus labios contra el cuello de tn dejando un par de besos húmedos y mientras una de su mano derecha de este se encargo de desamar los listones de la parte de la espalda del vestido que Tn llevaba puesto, en ese momento la princesa quería golpearlo o tan siquiera moverse para que él dejara de tocarla, pero las cadenas que tenía sus muñecas y piernas que ataban a la pared de la celda le impedían a Tn moverse con facilidad.

-De princesa pasaste a hacer una puta tontería.-Declaro el Targaryen en un susurro al oído de su hermana, pasando su lengua por el lóbulo de la oreja de esta mientras con su mano izquierda Aemond masejaba el seno de tn.

Esas palabras causaron ardor en el interior de Tn, pero lo que decía Aemond era una cruel realidad. Ella no contestó, al menos no con palabras, pero sí lo hizo con dulces gemidos, los cuales eran música para los oídos del príncipe; Aemond estaba totalmente duro, incluso su miembro estaba palpitando por salir de sus pantalones e introducirse en el interior de la princesa, lo cual el príncipe no dudó en hacer.

Las mil y unas noches |  𝑶𝒏𝒆 𝒔𝒉𝒐𝒕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora