02: La celebración

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Estar viviendo su boda, era como un sueño para Gerard, pero no un sueño cualquiera. No era un sueño del que no quisiera despertar pues toda la magia acabaría y le tocaría volver a la realidad; era todo lo contrario, quería despertar y darse cuenta que era solo algo producto de su imaginación, quizás un feo delirio. Quería despertarse y sentirse feliz porque no se había casado, quería no ser el omega de un alfa al que casi no conocía, quería que esta no fuese la última vez que estaría en la casa de sus padres donde había crecido.

—¿Qué sucede, Gerard? —la voz del alfa lo sobresaltó de pronto, había olvidado que él estaba a su lado—. ¿Te sientes bien? ¿Necesitas algo?

—No, estoy bien —se obligó a responder mientras tragaba el nudo que crecía en su garganta y casi le impedía respirar de manera correcta.

—Entonces, ¿por qué lloras? —preguntó con nada más que ternura en su mirada avellana. Gerard giró el rostro hacia el frente mientras respiraba profundo y pensaba en su respuesta.

—No es nada, s-solo, estoy emocionado —dijo de la manera más hipócrita. Sabía que sus sentimientos eran como un torbellino en ese monto pero ni siquiera estaba mínimamente cerca de ser de emoción, de todas formas, ¿qué más podía decirle a ese hombre?, no podía decir nada más.

El alfa sonrió mostrando sus perlados dientes, él irradiaba felicidad y Gerard incluso se sentía mal por ello, por ser tan mezquino y estar fingiendo. Frank se removió en su asiento y sacó de su saco un pañuelo blanco con delicados vuelos en los bordes, acercó su mano con suavidad al rostro del omega y limpió con gentileza las lágrimas que pintaban sus mejillas rosáceas.

Gerard cerró los ojos de manera involuntaria ante el contacto inesperado y sus instintos le traicionaron. Ni siquiera se dio cuenta de lo que estaba haciendo cuando llevó su mano a sostener la ajena y detuvo el movimiento solo para poder llevarse aquella prenda a la nariz. El aroma que despedía le había provocado hacer aquello, no había duda. Era un olor tenue pero a la vez intenso a azahares, era la primera vez que lo sentía y le había atrapado por completo. Era el aroma de Frank, de su alfa.

Nunca había sentido un aroma como ese, que le había calmado por completo en tan solo segundos.

La suave risa de Frank le hizo abrir los ojos abruptamente y soltarlo como si su tacto le quemara. Se sorprendió así mismo por lo que había hecho, fue tan involuntario y natural; en ese momento preciso, no sabía decir si arrepentida de haberlo hecho. Después de todo, no era nada malo, estaba sintiendo el aroma de su ahora esposo.

—¿Te ha gustado? —preguntó el alfa señalando el pañuelo. Gerard había intentado decir algo pero las palabras no salieron de sus labios, así que solo se limitó a asentir con timidez—. Entonces ahora es tuyo, Gerard.

Dicho aquello, colocó la prenda entre las delicadas manos del omega quien no tuvo oportunidad de responder pues el viaje en coche había llegado a su fin. Habían llegado a la casa de los padres de Gerard en donde sería la fiesta de celebración y luego, los recién casados partirían a su viaje de luna de miel.

Frank tomó la manija de la puerta pero antes de abrirla se giró nuevamente hacia Gerard y con su mano libre lo tomó de la nuca, moría de ganas por hacer aquello.

—Quiero que sepas lo feliz que estoy. Por ti, traería el sol, la luna y las estrellas a la tierra hasta que estés orgulloso, mi omega —dijo y selló su confesión dejando un suave y casto beso en el espacio de la comisura de los labios de Gerard.

El omega cerró sus ojos mientras sentía su corazón hundirse. Un simple beso de un alfa que le había comprado no debería sentirse también,, no debería anhelar por más.

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⏰ Última actualización: Apr 10 ⏰

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Broken Omega ↪FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora