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O1

USA, estudiante de cuarto nivel de la Universidad con una edad de veintiuno, había decidido independizarse y vivir su propia vida. Consiguió un apartamento compartido, su compañera era una joven de su mismo Instituto pero de diferente carrera, ella tenía una piel blanquecina y de cabello rubio, tenía un mal gusto para la ropa. Aparte de sus estudios, entre ambos habían decidido en conjunto suplir los gastos del apartamento.

Su compañera en las tardes trabajaba como camarera en un restaurante de la zona, por otro lado, él consiguió uno en una empresa reconocida ¿Cómo lo hizo? Su amiga, a pesar de ser muy mala en combinación con la ropa, era excelente en el habla.

La Empresa R&A.

Estaba en el ranking de calidad de sus productos.

Su trabajo en ese lugar era asistente del archivista, si de por si su Universidad le pedía mucho, aprenderse cada lugar de los archivos sería una tortura.

── ¡USA!

── ¿Eh? ¡Ay! ─ fue recibido por un gran abrazo de la chica. ─ No me asustes así...

── Lo siento ─ se separó, era más baja que él. ─ Mis clases de gastronomía fueron muy intensas, necesitaba abrazar a alguien.

── ¿En serio? Pensé que sólo tenían que armar una hamburguesa.

── Pinsi qui solo tinian qui armir ini himbirguisi ─ lo imitó burlona.

USA se sintió ofendido.

Caminaron juntos, no tenían una hora fija para receso exceptuando algunos minutos así que debían aprovechar.

En el camino encontraron a demás compañeros, su grupo de amigos era variado.

A ambos siempre los molestaban asumiendo que eran pareja, los demás tenían el pensamiento básico de considerar que cuando un hombre y una mujer se llevan bien, al límite de vivir juntos, automáticamente se amaban. Su compañera se terminaba peleando, nunca ha visto a USA como un partido, además que ella ya tenía su propio interés romántico.

Sus quince minutos libres habían terminado, cada uno de sus amigos regresaron a sus respectivas aulas.

A diferencia de su amiga que lentamente ha conseguido que su interés romántico corresponda a sus coqueteos, a él no le ha ido muy bien en el amor, únicamente ha tenido una pareja oficial quién lo terminó cambiando por otro. Lo descubrió por su cuenta, el día que quería obsequiarle un pastel supo de su infidelidad.

Dolió mucho.

Pero.

Así era la vida, no podía quejarse.

Movía sus pies con plenitud, como si danzará en el aire. Sus piernas se entretenían mientras hacía su trabajo, uno de sus superiores le había pedido revisar los expedientes.