Ruslana se pellizcó por décima vez en el día pero, desgraciadamente, aquello no era un sueño. No se podía creer que fuera real, que estuviera condenada a pasar el verano haciendo talleres y yendo a excursiones, lejos de la ciudad y de sus amigos.
Además, todo esto era terriblemente injusto, porque había hecho cosas mucho peores que ponerle pegamento a la silla de la profesora en otras ocasiones y los castigos no habían sido tan horribles ni largos. En fin. Menuda. Puta. Mierda.
Se acomodó sobre la rama de aquel árbol y volvió a encender su cigarro. Sentada en una postura un poquito incómoda y a unos cinco metros de altura, observó el paisaje que tenía delante y pensó que si no estuviera tan enfadada con el mundo incluso diría que era bonito. Veía enfrente suyo a las que iban a ser sus compañeras de cabaña durante los próximos dos meses entrar y salir por la puerta, hablar entre ellas y abrazarse emocionadas, y su mente se debatió entre vaya pringadas y ojalá estar tan contenta como ellas.
Dispuesta a bajar y sacar las cosas de su maleta antes de la hora de cenar, tiró el cigarro y de repente escuchó un quejido
—Fuck, shit, mierda. What the fuck? Why is it raining cigarrettes?
Debajo suyo, una chica morena, cuyo nombre no recordaba pero que sabía que era una de sus compañeras, se sacudía el pelo quitándose los restos de ceniza y miraba a todos lados murmurando en inglés.
—Perdón —alzó la voz Ruslana mientras descendía por las ramas.
—¿Por qué estás allí arriba? ¿Me has tirado tú esto? —sostenía el cigarro con una mirada que, lejos de intimidar, a la pelirroja le causó hasta ternura.
—Bueno, lo he tirado yo, pero no pretendía tirártelo a ti, no sabía que ibas a estar aquí abajo —aterrizó junto a la morena de un salto y se limpió las manos en los vaqueros.
—Well, clearly yo no sabía que ibas a estar ahí arriba. ¿Qué hacías ahí subida, Ruslana?
—¿Y tú cómo sabes mi nombre?
—Porque lo han dicho antes y soy muy observadora. Si tú también lo fueras, sabrías el mío —soltó la última frase con un poco de chulería en su voz y las manos tras la espalda, y a Ruslana le dio rabia no acordarse.
—Tienes razón, es que estaba pensando en mis cosas. Como ahora, por eso estaba subida allí arriba. Entonces eres...
—Chiara, nice to meet you. Voy a borrar el último minuto de mi mente para olvidar que me has tirado una colilla a la cabeza porque presiento que podemos llevarnos bien —achinó los ojos y balanceó la cabeza de un lado a otro sin perder la sonrisa.
—Total, te he hecho un favor, así te obligo a lavarte el pelo, que ya lo tenías bastante sucio.
—Oye, rude! —se quejó Chiara.
—Yo solo discuto en idioma castellano, guiri —respondió la pelirroja dándole un golpe en el hombro.
—Anda, vamos, que enseguida hay que ir a cenar y como nos vean por aquí nos echan al bronca.
—Bueno, no creo que eso sea problema, antes un monitor me ha hecho ojitos, ya lo tengo en el bote. Omar, creo que se llamaba.
—Mira, de los nombres que te interesan si te acuerdas— reprochó la morena fingiendo enfado.
—Exacto, los que me interesan —le sacó la lengua.
—Pues no te preocupes que ya le diré yo cuatro cosas a Omar, que es como mi hermano mayor, sobre como no se debe ligar con campistas menores. Ni hacerles tratos de favor, no matter how pretty they are.
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El CampamenOT
FanfictionCuando llega por primera vez al CampamenOT de Terrassa, Violeta es una romántica idealista, responsable y aferrada a la creencia de que si nunca arriesga, nunca tendrá que llevarse una decepción. Ruslana está harta de todo y enfadada con el mundo, y...