Aitana
Domingo, 07:00 A.M.
Bajo del auto de mi madre todavía con los ojos cerrados y casi me doy con la puerta al bajar, el autobús no sale hasta las 08:30, ¿Qué se supone que vamos a hacer aquí una hora y media? Bajo mi maleta y el neceser, lo demás lo llevo en la mochila colgada al hombro. Como son varias horas de viaje me he puesto ropa cómoda, luego está mi amiga que lleva unos vaqueros hipermega ceñidos; según ella antes muerta que sencilla.
No cambio mis leggins y sudadera ahora mismo por nada, estamos en Junio pero ahora mismo hace una brisa que te deja tiesa y no quiero pasarme toda la semana mala; que yo soy gafe. Debajo llevo la manga corta para después, soy friolera no tonta. Camino con Ramón y mamá hasta la entrada del recinto, donde algunos de mis compañeros ya están aquí.
Apenas llegamos a quince alumnos cuando varios coches llegan a la vez y el equipo de fútbol baja de ellos; Román, Aitor, Elías y obviamente Aarón entre ellos. Este último es el capitán, pero es de otro curso no tendría que estar aquí. No se dan cuenta de que estoy, por tanto cuento con ventaja para ver al castaño de ojos claros pasarse la mano por el pelo y despeinarlo. ¿Por qué es tan guapo?
Suspiro. Inevitablemente, sin ser consciente de que mi madre sigue aquí. Entonces me pongo colorada y escucho a Ramón toser, detrás de mi madre.
-No me lo puedo creer. –Murmura, viendo al grupo de chicos.
-Es algo inevitable, mamá, compartimos clase. –Suspira, creo que ya empieza a ser extremista con ellos. Tampoco me van a hacer delincuente.
-Últimamente están muy presentes en tu vida, están siempre cerca. –Alzo una ceja y niego con la cabeza.
-Apenas hemos coincidido. No te preocupes más y dame un abrazo. –Sonríe y me abraza como si no hubiera un mañana.
Me despido de ellos, que ya se marchan y yo me reúno con mis compañeras. Lorena aún no ha llegado, me mandó un whatsapp a primera hora preguntarme qué sudadera ponerse y aún no llega. En cualquier momento nos hacen subir al autobús y ella sin aparecer.
Afortunadamente diez minutos después veo el coche de su madre y respiro aliviada, aunque la asesino con la mirada cuando llega a mi lado. Me da mil besos y se me va el mal humor, no puedo enfadarme con ella. Está muy cariñosa y eso no es normal en ella, asique deduzco que ha liado alguna de las suyas.
-Silencio, todo el mundo. La finalidad de este campamento es que os unáis como curso, asique nada de hacer parejas; de eso ya nos encargamos nosotros. –La boca me llega al piso y Lore insulta al profesor por lo bajo.
-¿Algo que quiera compartir con la clase señorita, Navarro? –Alzo una ceja, pero si no he sido yo. La profesora siempre le cuida las espaldas, ¿estarán liados?
-Como veo que viene tan graciosa ésta mañana se va asentar con Rodríguez, haber si se le pega algo que ésta mañana viene con cara de no haber pegado ojo. –Me quedo sin habla, la voz no me sale y Lorena me pellizca el brazo.
-Auch. –Me quejo y cuando miro al frente me empuja suavemente.
-Últimamente te me cruzas en todas partes, Navarro. –Ay no, su voz por las mañanas me hace desmayar. Suena muy sexy, todo en él lo es.
-Sí, bueno, yo no he abierto la boca. –Me río, estoy nerviosa y como ayer acerca su boca a mi oído. Otra vez no.
-¿Sabes una cosa? A mí también me gusta el cola cao, pero la gente normal acostumbra a tomarlo por la boca y no por la nariz. –Sonríe y con su dedo índice me toca la punta de la nariz.
Me limpio con un clínex, apenas una gotitas de cacao pero que vergüenza he pasado. Vamos subiendo, los Fernández se sientan al final del autobús, delante van Rocío y Lorena a un lado y nosotros al otro. El castaño me deja escoger y elijo el lado de la ventana, pongo mi mochila en la leja de arriba y solo bajo los cascos y el móvil.
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El despertar de Aitana I Yovana Pérez
Romantik-¡Ni lo intente, es que ni se le ocurra tocar a mi madre! -Lo miro fijamente a los ojos, es un hombre mayor pero la expresión de su cara es dura y seria. -Igual de entrometida que tu madre, aunque tienes el mismo carácter de tu padre. -Sonríe, se ve...