Abrazo

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Si le preguntaran a Varian como describiría los meses que llevaba conviviendo con Hugo, él habría dicho que era... desgastante.

No eran solo las bromas pesadas, no se trataba únicamente de lo irritante que era cuando "coqueteaba" con él solo para fastidiarlo, ni siquiera se debía a las diferencias que tenían a la hora de trabajar en equipo. No.

El problema llegaba cuando al rubio le llegaban esos extraños ataques de inestabilidad emocional y se apartaba del grupo por horas, y a veces hasta días.

No hablaba con nadie, no comía y hablarle en ese estado era sinónimo de ser echado de forma brusca de su tienda o de su cuarto en la caravana dependiendo de dónde estuviera.

Al principio el resto del grupo decidió ignorar eso y simplemente dejarlo en paz hasta que esa etapa pasara y el ojiverde volviera a incorporarse con ellos, es decir, ya sabían que el chico no estaba precisamente bien y no querían meterse en sus asuntos personales; pero evitar e ignorar el tema solo funcionó los primeros meses, ahora, a etapas algo avanzadas del viaje, era claro que no podían seguir con esa dinámica si es que querían conseguir los famosos tótems. Cada vez era más evidente que alguien debía hablar con él extraño rubio para resolver todo ese asunto de una vez por todas. Y naturalmente Yong y Nuru se pusieron de acuerdo para que el alquimista fuera quien hablara con él, explicando que al ojizarco lo escucharía si insistía lo suficiente.

Y ahora ahí estaba Varian, observando al mayor sentado frente a la orilla del río, completamente callado e inmóvil, en una clara señal de que no era conveniente hablarle justo en ese instante.

Aún así, el alquimista se armó de valor, suspirando antes de avanzar un poco hacia Hugo mientras carraspeaba un poco para avisar de su presencia sin que fuera tan repentino.

—Hey, Hugo...

El mencionado no respondió, ni siquiera movió la cabeza para mirar al menor, simplemente se mantuvo en su posición mientras escuchaba el crujir de las hojas secas que Varian pisaba al avanzar cada vez más cerca suyo, hasta que el sonido se detuvo justo a su lado.

—8Hugo...

De nuevo, el ladrón no reaccionó ni un poco, con la esperanza de que si lo ignoraba lo suficiente, Varian se iría y podría estar en paz. Aunque claro, había olvidado que el menor a veces podía ser testarudo, muy, muy testarudo.

Detestaba cuando Varian se ponía en esa actitud donde trataba de actuar cómo el líder del grupo cuando era más que obvio que no tenía la capacidad para dirigir; y menos para venir y decirle lo que tenía que hacer. El alquimista era un año menor que él, ¿qué derecho tenía para darle ordenes o decirle qué hacer?

Además no es cómo si estuviera de humor para soportarlo. Ya tenía suficiente con lidiar con las ganas de golpear, romper, gritar o rasgar algo. Si, el ojiverde estaba consciente de que no era un comportamiento ejemplar precisamente, pero no era fácil soportar la incertidumbre que sentía ante el hecho de saber que se estaba encariñando, y eso no sería necesariamente malo... De no ser por el pequeño e insignificante detalle de que iba a traicionarlos en un futuro.
Se había prometido no apegarse ni desarrollar cualquier tipo de vínculos, y había fallado estrepitosamente, como un niño desesperado por atención.
Tan débil y patético...

Aunque, claro, Varian no tenía idea de nada de esto y desde su perspectiva las cosas eran bastante diferentes. Él veía a un ladrón qué claramente estaba pasando por algo, pero que era muy obstinado para hablarlo o para pedir ayuda.
Es decir, de acuerdo, ellos dos no tenían la mejor relación del mundo, pero no es cómo si él fuera a negarse a ayudar a Hugo si este se lo pedía.

Así que, con este pensamiento en mente, el alquimista se sentó al lado de Hugo, observándolo con insistencia; anunciando que aquella era la última oportunidad qué tenía el rubio para hablar por las buenas antes de que el menor usara medidas más drásticas.

30 días de OTP (VARIGO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora