Masturbación al activo.

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— Esto es... — Varian retiraba el resto de papel de envoltorio que quedaba sobre el libro que ahora sostenía en sus manos para poder apreciarlo mejor, sin creer aún que aquello realmente estuviera pasando. — ¡Hugo! ¡He querido este libro desde hace años!

Hugo tan solo podía sonreír, conmovido y feliz de que haber hecho una buena elección para el regalo de cumpleaños del ojizarco.
Todas esos días que tuvo que trabajar en la librería en secreto para poder obtener aquel libro habían válido por completo la pena.

— Heh...¿te gusta?

— ¿Gustarme? ¡Lo adoro! ¡Es el mejor regalo que hubiera podido pedir! — Luego de darle al ojiverde un efusivo y cálido abrazo, lo miró con curiosidad. — ¿Pero cómo lo conseguiste?

— Es un secreto — Ante la mirada interrogante e insistente del menor, Hugo giró los ojos a modo de resignación — No lo robé, si esa es tu inquietud.

El alquimista pareció conforme con esa respuesta, volviendo a sonreír y a abrazar a Hugo con fuerza.

— Hugh ...en serio no sabes cómo aprecio esto, gracias...por todo.

Y ahora, días después de aquella pequeña fiesta de cumpleaños, Varian estaba sentado tranquilamente en su cama en la tienda qué compartía con su ahora novio secreto, sin separar su vista de aquel libro el cuál se había vuelto su favorito casi de inmediato. Solo levantó la vista cuando vio al ojiverde entrar a la tienda y acostarse a un lado del menor, visiblemente tenso y adolorido, lo cuál hizo suspirar a Varian.

Hugo se había vuelto a meter en esas peleas callejeras.

— Dios, qué día tan cansado...

— No lo sería tanto si no te estuvieras peleando a cada rato. — El reproche y la molestia eran claras en la voz del alquimista. — Es que no lo entiendo, Hugh, ¿por qué? ¿qué ganas con eso?

El rubio tan solo se limitaba a esquivar la mirada de Varian con una expresión de perrito regañado en su rostro, pareciendo pensar en una respuesta por un par de segundos antes de hablar. Aunque no fue la respuesta que el ojizarco se esperaba.

— No lo entenderías, "Lentes"

Dicho esto, el ladrón se giró para darle la espalda a Varian y dar por terminada la conversación. No quería discutir con él, su cuerpo le dolía, estaba cansado y solo quería dormir un poco.  Aunque claro, el alquimista tenía otros planes y el almohadazo fuerte qué le dio a su pareja lo demostró.

— ¡Auch! ¡Oye! ¿¡Y eso porqué, Var!?

— ¡Porque siempre evades las charlas serias, por eso! — Varian mantuvo esa expresión mortal en su rostro por algunos segundos más, antes de bajar la mirada y suspirar. Debía recordar que la crianza de Hugo había sido complicada y que no era culpa del rubio. — Por favor, cariño... No me gusta ver que te provoques estás cosas.

Tras decir esto, tomó el antebrazo izquierdo del ojiverde para alzarlo frente a él y mostrarle un gran moretón; dando a entender su punto.

Hugo por su parte asintió, consciente de que Varian tenía razón. Pero maldita sea, se merecía cada golpe recibido, o al menos así lo sentía él.

¿Cómo decirle al chico frente a él qué aquella era su forma de lidiar con la culpa que lo carcomía por dentro? ¿Cómo explicarle qué cada mañana al verlo recordaba que tendría que traicionarlo y que ser golpeado era la única forma que tenía de sentirse ligeramente mejor? ¿Cómo poner todo eso sobre la mesa sin que Varian acabara odiándolo? Sencillamente no podía.

Y lo peor del asunto, lo más doloroso era qué, aún después de cometer un error, Varian estaba ahí, viéndolo con esa expresión de amor y comprensión de siempre. Dios, Hugo se sentía un monstruo.

30 días de OTP (VARIGO) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora