El Principe Y El Duque

Capitulo 3: Te Sacare De Mi Corazon

El palacio de Eslovia era un completo caos, ya había pasado más de 24 horas y no lograban encontrar al príncipe. La reina estaba desesperada tratando de ser fuerte ante la situación delante de los oficiales y guardias reales que estaban haciendo todo lo imposible para encontrar a su hijo. Nat estaba al lado de su esposo preocupado por su hermano, el su hermano podía llegar a ser muy impulsivo y meterse en problemas sin medir las consecuencias. El duque Panich hablaba por teléfono con uno de sus contactos y asintió ante la información que obtuvo. Fue hasta la reina y le pidió que hablara un momento en el estudio.

— ¿Logro encontrar al príncipe? —exclamo angustiada al entrar al estudio junto al Duque.

El Duque miro a la reina con parsimonia, se veía desesperada y angustiada por el inmaduro de su hijo que salió del palacio sin vigilancia, arriesgándose a que le pudiera pasar algo y las consecuencias fueran terribles

—Sí, lo encontré — respondió al fin, observando el rostro de la reina suavizarse de alivio. — Pero quiero pedirle que me permita irlo a buscar yo mismo.

La reina lo miro extrañada por unos segundos Pero acepto su petición. El Duque salió del estudio y se llevó con él a dos guardias de seguridad a buscar al príncipe. Trato por todo los medios de no llamar la atención cuando los dos autos se estacionaron en frente del pequeño hotel. Entro al lugar y pregunto en recepción por el príncipe, describiendo su aspecto a la persona que lo miraba con curiosidad.

El hombre se hizo el desentendido ante la descripción del duque y Pruk tuvo que sacar de su billetera un fajo de dinero y se lo ofreció al hombre que rápidamente los cogió con alegría. Indicándole el número de la habitación.

El príncipe escucho que tocaban la puerta en un toque insistente y se puso en alerta de quién podría ser. Se levantó de la cama yendo hacia la puerta descalzo y al abrir, abrió los ojos en forma desmesurada al reconocer a la persona que tenía al frente.

—Tu -Exclamo con asombro, tratando de cerrar la puerta, luchando con el duque que impedía que la cerrará — ¿ qué quieres? ¿a qué has venido?

—Es una pregunta innecesaria —respondió Pruk y entro con fuerza dentro de la habitación, cerrando la puerta con fuerza, mientras que los guardias reales se mantenían afuera. —A qué otra cosa podía venir que no fuera a buscarlo su alteza.

Chawarin cuadro sus hombros a modo de defensa, iba a volver, pero no con él.

—Vaya el descaro el suyo. Venir aquí y tratar de devolverme al palacio, para impresionar a mi madre y que de esa manera no dude en casarse con usted.

—No tengo intención de enfrascarme en discusiones con usted en estos momentos, lo único que tengo en mente ahora mismo. Es llevarlo sano y Salvo al palacio. Luego tendremos tiempo de hablar acerca de ese tema su alteza

Sentía tanta rabia e impotencia en esos momentos al verlo tan fresco, como si no le afectará que estuviera al tanto de lo que su madre quería hacer, que dejo que las emociones dominarán su cuerpo y le dio una bofetada con fuerza en su rostro. Pruk se tocó la mejilla con la mano sin tener ninguna reacción hacia Chawarin que miraba con horror las marcas que parecían en el rostro cincelado del duque.

Espero con temor a que el reaccionara con igual violencia pero solo se limitó a recoger su abrigo y poner sus zapatos en frente de sus pies descalzos.

—Es hora de irnos su alteza, su madre lo está esperando y es muy egoísta de su parte, hacerla sufrir de esta manera. Expuesto a cualquier peligro. — Señalo con naturalidad, y abrió la puerta, para que el príncipe saliera.

Fue escoltado por los guardias afuera del hotel y entro al auto seguido del duque en total silencio. Durante el camino ninguno dijo nada, Chawarin se sentía muy avergonzado de su reacción, nunca se imaginó que golpearía al duque panich. Cuando las puertas del palacio se abrieron el príncipe no pudo evitar sentirse nervioso. Adentro lo esperaba su familia y tendría que soportar su reprimenda por desaparecer como lo hizo. El chófer condujo por el gran camino rodeado pinos y faroles para iluminar el camino al palacio, Chawarin miro al duque que iba pensativo y giro su cabeza hacia el otro lado.