Capitulo 4: Enfrentados Por Primera Vez

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Todos en el salón quedaron sorprendidos por la decisión del príncipe. Chawarin se mantuvo con una postura firme mirando a su madre que se levantó de pronto con la mirada llena de molestia. Mirando a su hijo sin poder creer lo que acababa de decir. En todos sus veintitrés años de edad del príncipe. Nunca se había revelado contra ella, ese comportamiento tan rebelde que tenía la dejaba desconcertada.

—Déjenme sola con mis hijos—anuncio a los presentes con severidad.

Todos salieron del salón y el duque Panich le dedicó una mirada al príncipe cargada de advertencia que Chawarin ignoro desviando la mirada.

— ¿Que te está pasando? —Indago con preocupación yendo hacia su hijo, atrapando su rostro entre sus manos para que la mirara —tú no eres así, siempre te has comportado con responsabilidad y no con impulsividad. Pero desde que anuncie que me iba a casar con el duque. Cambiaste totalmente tú manera de ser. ¿Acaso es porque piensas que otro hombre va a ocupar el lugar de tu padre?

Nat miro a su hermano y madre alarmado. Nhu no podía confesarle la verdad a su madre. Si lo hacía todo se iba a volver un caos total. Decidió intervenir y jalo a su hermano hacia él.

—Nhu solo se siente celoso de que el duque vaya hacer tu esposo, porque piensa que va a ocupar el puesto de nuestro padre ¿Verdad? —Explico mirando a su hermano para que le siguiera el juego.

Su madre le acaricio la mejilla con ternura, logrando que Chawarin la mirara a los ojos con tanta impotencia dentro de él. Pero su decisión no la iba a cambiar. No pensaba vivir allí bajo el mismo techo que el Duque.

—Mi decisión ya está tomada su majestad, al menos de usted cambie la suya, yo cambiaré la mía.

— ¿Me estás amenazando su alteza? -contesto de la misma manera formal con que le estaba hablando su hijo — tengo quince años gobernando Eslovia y nunca he cambiado mi decisión. Y no lo voy hacer por un capricho e inmadurez.

—Ya no tenemos nada más que decir Su majestad. Feliz día — demandó con una reverencia a modo de respeto y salió de allí con Nat detrás de él.

Llegó a su habitación con una nube negra sobre su cabeza. La decisión ya estaba tomada y no iba a dar marcha atrás. Dentro de una semana se anunciaría la boda de la Reina con el duque y él no iba a estar allí, poniendo su mejor sonrisa, fingiendo que todo estaba bien.

Busco su maleta dentro del closet sin necesidad de pedirle a ninguna doncella que lo hiciera. Saco casi toda su ropa y la metió desordenada dentro de la maleta. Con los ojos de su hermano que lo seguían cada movimiento que daba. Solo se llevaría lo necesario, porque al lugar que iba no tendría la necesidad de usar ropa elegante.

—Puedes parar por un momento y pensar bien las cosas — soltó Nat deteniéndolo por el hombro para que lo mirara — Si te vas, yo soy el único que puede tomar tu puesto y sabes perfectamente que no estoy hecho para comportarme como un perfecto príncipe como lo haces tú.

—Lo lamento muchísimo, pero si estuvieras en mi lugar, también tomarás la misma decisión. No voy a quedarme a pretender ser la familia feliz. Cuando el hombre que amo, se va a casar con la reina de la nación. — vocalizo con rabia, guardando todas sus cosas.

Nat observo a su hermano decidido y no pudo evitar ir hasta él y abrazarlo para darle un poco de consuelo. En esos momentos estaba sufriendo muchísimo y lo único que necesitaba era que alguien lo apoyará. Chawarin no pudo evitar llorar en el hombro de su hermano, sacando todo el dolor que estaba sintiendo sin que nadie se diera de cuenta.

— ¿A dónde vas a ir? — Quiso saber separándose para ver su ojos rojos por el llanto.

Chawarin se limpió las lágrimas con el dorso de su mano. Para responderle a su hermano.

El Principe Y El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora