Capitulo 12: No Te Quiero Perder

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Un mes después

La reina entro a la habitación donde su hijo practicaba esgrima preocupada, la actitud del príncipe había cambiado muchísimo, pasaba casi todo el día allí practicando hasta el cansancio, o si no, pasaba el día en la biblioteca devorando columnas de libros. Durante todo ese mes estuvo una semana fuera del palacio encargándose de cinco hombres heridos por un derrumbe en una de las minerías del país. Era como si quisiera poner su mente a no pensar. Incluso descubrió una botella de licor en su habitación vacía, cuando su hijo no le gustaba tomar. Fue hasta él y el príncipe detuvo su práctica al ver a su madre acercarse.

—Hablemos un momento— pidió indicándole que se sentarán en el banco que estaba a poca distancia de ellos

Chawarin se quitó la careta que cubría su rostro y dejo su espalda a un lado y tomo asiento al lado de su madre.

— ¿Quiero que me digas a qué se debe tu actitud? tu no bebes y el otro día descubrí una botella de licor en tu habitación.

—No me pasa nada, simplemente estaba estresado ese día y decidir calmar mi ansiedad con un poco de alcohol — confeso serio sin mirar a su madre, además, sabes lo mucho que me gusta la esgrima, tengo mucho trofeos que he ganado, ¿porque entonces te sorprende que quiera practicar?

Malai agarro a su hijo con su mano por la barbilla para que la mirara.

—Pero esto no es por eso, ¿es por duque Panich? últimamente se va muy temprano a su casa y evita encontrarse contigo. ¿Se debe a eso tu comportamiento? ¿Te gusta el duque hijo?

El Príncipe miro a su madre alarmado sin saber que decir. No esperaba que le hiciera esa pregunta tan repentina. ¿Sería que sospechaba algo?

—Por supuesto que no me gusta el duque— Mintió negando con la cabeza. —Ya te dije que estoy bien, no tienes de que preocuparte.

La reina no quedó muy convencida de la respuesta del príncipe, Pero no siguió insistiendo.

—Está bien, si tú dices que no pasa nada, te creeré —Anuncio levantándose de banco mirando a su hijo a los ojos —Pero sabes que puedes contarme lo que sea, no te guardes todo para ti solo.

Dejo a Chawarin allí solo con sus pensamientos haciendo añicos su cabeza. Tenía un mes que no veía al duque Panich como él se lo pidió. Eso debería de haberlo hecho sentirse mejor, apaciguar sus sentimientos, pero aunque no quisiera pensar en él, siempre lo hacía y con mucha más intensidad que antes. Se cambió de ropa y salió de allí para irse a dar un baño. En el corredor del palacio se encontró por accidente a la mujer de la fiesta del Cumpleaño de su cuñado allí. Está se inclinó en cuanto lo vio y le dedicó una sonrisa.

—Buenos días tardes su alteza, —dijo con amabilidad, —me alegra volver a verlo

— ¿Qué hace usted en el palacio? —pregunto con curiosidad

La mujer sonrió ampliamente mirando al príncipe que espera una respuesta

—Déjeme preséntame formalmente, mi nombre es jadee Saeli y hoy empecé a trabajar en el palacio en el área de la cocina. Aunque estuve casada con el hijo del dueño del centro comercial Daelja. No tengo dinero y mi familia no quiere saber nada de mí, si no fuera sido por el Duque Panich que me alojó en su casa y me ayudó con todo los trámite del divorcio no estaría aquí.

Chawarin trago saliva por escuchar la última frase de esa mujer. Acaso estaban viviendo bajo el mismo techo durante ese mes. Tal vez incluso compartiendo la misma cama. Por eso el duque se iba muy temprano del palacio. Todos esos pensamientos llenaron su cabeza de incertidumbre y no pudo evitar sentirse molesto.

El Principe Y El DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora