Nos habíamos separado para buscar por las diferentes y muchas habitaciones de la guarida de Orochimaru.
Estaba corriendo tratando de ocultar mi chakra lo mejor posible. Tenía el pulso acelerado, tanto que sentía como la sangre me martillaba en las orejas y me asfixiaban mis ganas de encontrar a Sasuke primero.
Quería verlo, necesitaba saber que aun no era tarde, quería decirle todo lo que sabía, sobre su sensei. Gracias a Sasori, tenia la oportunidad de convencer a Sasuke para que regresara a Konoha.
Abrí una nueva puerta y sentí que el corazón se me detenía de inmediato. Ahí estaba Sasuke sentado, como si nada sobre una cama rudimentaria. Sus piernas estaban cruzadas y parecía en pose de meditación.
El lugar estaba casi a oscuras, aún así sentí la necesidad de cerrar la puerta tras de mí...
Sasuke se puso de pie en cuanto cerré la Puerta. Estaba claramente más alto, al menos unos 15 centímetros más alto que yo, se le veían extremadamente anchos los hombros y por lo que dejaba ver su camisa estaban bastante desarrollados sus músculos del pecho y el abdomen.
Sasuke era como una fuerza de la naturaleza, todo músculo, fuerza y oscuridad. Desprendía una confianza cuando comenzó a caminar en dirección a mí, que me sentí tan abrumada, que di dos pasos atrás.
-¿A dónde vas? - preguntó con voz grave -pensé que me estabas buscando- dijo irónico.
Claro que lo buscaba, pero en este momento ni siquiera sabía respirar, mi garganta se sentía demasiado seca. Dos ideas no hilaban juntas.
-Sí- boquie como un pez fuera del agua -Necesitas- carraspie para aclararme la garganta -volver a la aldea- dije con cero de la convicción que necesitaba.
Sasuke solo me sonrió, era incluso más atractivo de lo que recordaba, su mandíbula se veía un poco más marcada, su cuello se veía tan tentador, seguro podía sentir perfectamente el pulso con solo ponerle un dedo encima y sería tan fuerta como para colgarme de el. Su cabello había crecido un poco. Sus ojos eran aun más intensos que antes. Su sonrisa y su voz seguían siendo perfectas, aún más grave su tono, ahora tenia ese toque sexy de un hombre.
-Tienes que venir a casa Sasuke-kun o si no...- me costaba emitir las palabras con seguridad cuando me miraba tan fijamente.
-O sí no, ¿que? Sa...ku...ra...- deletreo mi nombre.
Mis hormonas adolescentes no estaban ayudando, me sonroje, y él termino con el espacio entre los dos. Estaba cohibida ante su presencia. Seguramente empezarían a temblarme las piernas de un momento a otro. Sentia una extraña de necesidad de tocarlo, una atracción que me pedí acercarme y no dejarlo.
-Sí no, yo... te llevare a la fuerza- dije con toda la seguridad que logre reunir.
-Quiero ver- murmuró riendo.
Su Sharingan apareció tan rojo, que parecía brillar. Me tomo de la barbilla obligándome a verlo a los ojos, sabía que no debía hacerlo, era un peligro. Su nivel de Genjutsu debía ser superior a lo que recordaba o había presenciado en el pasado. Y ni siquiera lograría darle batalla de caer en sus ilusiones.
Él chakra de Sasuke era un caos, el mío comenzaba a serlo. Mi estomago daba giros, las mejillas las notaba sonrojadas y pensé en cerrar los ojos, cuando sentí sus labios sobre los míos.
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¡Secretos de Sasuke!
DragosteSasuke siempre se había guardado los pensamientos de lo que Sakura le inspiraba. Pero esta vez también guardaría él secreto de un beso que Sakura no sabría que existía.