Estaba la pareja de gays recostada tranquila sobre el suave y cómodo sofá de la casa que compartían desde hace tres años, estaban viendo una película ambos en silencio hasta que uno de ellos habló.
-Oye, bebé, ¿No crees que estás engordando mucho?, deberías de comer menos.
Procedió a decir el de mayor edad con un tono burlón e hiriente hacia su contrario. El azabache mira su propio cuerpo detenidamente empezando a tener un poco de asco por sí mismo.
-Ah... creo... creo que tienes razón...
Respondió Miguel bastante desánimo en su tono de voz, pues a su vista Luis tenía la razón, estaba engordando mucho últimamente y empezaba a verse horrible.
-Pfff, oye, tranquilo ¡Era solo una broma, no tenías que ponerte así!
Le dice entre risas mientras soltaba algunas lagrimitas divertido por la situación, Miguel se mostraba tan rudo ante los demás que realmente no había pensado que un simple comentario lo desanimaría tanto.
-Mhm... ja, ja, sí tienes razón, creo que fuí un poco dramático...
Pero el daño aún estaba ahí, aquella "broma" había abierto lugar a una nueva inseguridad.
Este fue solo el inicio del final de lo que parecía una linda historia de amor.