[✓] ❛️️️️❛BODYGUARD❞ - Ao3 Traducción [TERMINADA]

CAPÍTULO 19.

Obra Original: inspirations_whisper

Capítulo 19.

La Ministra de Magia se paró frente a un pequeño monumento de mármol y miró fijamente la inscripción plateada sobre el fondo oscuro.  Las letras pasaron ante sus ojos porque su mente no quería aceptar la dolorosa verdad y se defendió de ella lo mejor que pudo.

Sin embargo, la inscripción no cambió, sin importar cuánto tiempo la mirara. Estaba de pie a plena luz del sol, mirando la lápida. Debería haber tenido calor con su ropa negra, pero todo lo que sintió fue un frío penetrante, penetrante. La ligera brisa que movía su cabello le trajo algo de frescura a la mente.

Respiró hondo y dejó salir el aire.  Una vez más.  Y uno más.

Sintió como si sus pies estuvieran clavados en el suelo. No podía moverse, aunque sabía que no podía quedarse ahí. No podía reunirse con sus padres, todavía no. Lo único que pudo hacer fue despedirse en silencio y pedirles que la esperaran al otro lado.

Un día se unirá a ellos. Aún no. Eso lo sabía con seguridad.

Ya debería haberlo dicho. Decir adiós. No podía posponerlo para siempre. Sin embargo, no se atrevía a hablar.  Sintió oposición en su interior.

Un olor familiar la envolvió mientras el capitán de la guardia estaba junto a ella.  No hizo nada más.  Él simplemente permaneció allí en silencio, dándole la fuerza necesaria con su presencia.

—¿Cuáles eran sus verdaderos nombres? —preguntó después de unos minutos.

—Jean Rebecca y Patrick Louis.

Draco la miró y sacó su varita. Al momento siguiente lanzó un hechizo sobre la lápida y las letras fueron cambiadas y los datos falsos fueron reemplazados por los reales. El gesto de Hermione le recordó el suyo cuando ella y Harry estaban ante la tumba de sus padres en Godric's Hollow.

—¿Fechas de nacimiento correctas?

Ella asintió

Mientras su mente leía los nombres en el disco, todo se le ocurrió. La cruel verdad la golpeó con toda su fuerza. Hasta entonces permaneció sorda e indiferente, porque los nombres de la lápida le eran extraños. Pero ahora se rieron burlonamente de ella, revelando su triste y amargo secreto.

—Draco,— dijo con voz ahogada.  – Después de dejar la tumba, me gustaría que desaparecieras de mi vista hasta que aterricemos en Londres.  Los tres. Quiero tener al menos la ilusión de estar solo.

—Granger—, dijo en voz baja.

—No lo cuestiones.  Esta no es una orden que puedas desafiar.  Te estoy preguntando cómo…—vaciló.