J'irais là où tu te rends, entre lueur et néants.

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Llevaba nueve días sin saber nada de Soonyoung, tampoco le había preguntado a Jungkook, sentía que no tenía el derecho de invadir su privacidad, aunque deseaba que la salud de la abuela del omega se estabilizara, que regresara a casa y a la vez, todo a la normalidad.

Esa tarde, después de esperar un rato a que la comida se asentara en su estómago, se había metido a la alberca y nadaba perezosamente de un extremo a otro. Hasta que al final permaneció boca arriba flotando.

Estuvo así por varios minutos hasta que percibió el olor del alfa. Quizá se debía a la criatura que llevaba en el vientre, pero su aroma le tranquilizaba más que el yoga, más que la quietud del agua que le rodeaba, o la armonía del ambiente limpio de la vivienda. No le preocupaba porque lo atribuía al embarazo, algún efecto secundario del que nadie le había dicho experimentaría, pero que era bastante evidente.

Escuchó sus pasos acercarse hasta el borde y no abrió los ojos, aunque una parte de él tirara para que nadara a su encuentro.

—Es peligroso que te duermas dentro de la alberca —advirtió mientras observaba el dulce subir y bajar del pecho de Jimin.

Solo llevaba un pantalón corto que exponía sus largas y pálidas piernas.

No era la primera vez que veía a un omega así, incluso los había visto con prendas más diminutas, pero nunca su corazón se había acelerado por uno.

—No lo haré —respondió después de un rato para después sumergirse.

Jungkook vio su silueta en el agua llegar hasta él. Cuando salió, con los brazos se apoyó de la orilla y le sonrió.

Parecía un niño feliz, y por un instante no fue capaz de creer que alguien con esa sonrisa tan inocente, tuviese que verse en la necesidad de alquilar su vientre.

—¿Cómo te has sentido? —preguntó agachándose para poder mirar al omega a los ojos.

Contuvo el impulso de acariciar sus mejillas.

—Bastante bien, aunque estoy durmiendo más de lo que acostumbraba, y hace un momento tuve que salir del agua porque sentí ganas de vomitar, pero al final fue solo la sensación —explicó con tranquilidad.

A veces Jungkook se preguntaba si tenía miedo, o tal vez no tenía idea a lo que se enfrentaría.

No lo sabría a menos que lo interrogara, pero no lo haría, después de todo, no podía hacerlo.

—Jimin, mañana tengo que hacer un pequeño viaje...

Al escucharlo comenzó a conectar todo en su cabeza, por ese motivo había llegado antes de lo acostumbrado, para prepararse. O eso creyó.

—¿Te gustaría venir conmigo? Soonyoung no volverá pronto y no me gustaría dejarte solo, además, hablé con tu médico y me dijo que no habría problema, ¿qué dices? —su voz salió serena y amable. Sus ojos ligeramente más brillantes de lo normal.

El omega sin ser consciente retrocedió y batió con suavidad los brazos extendidos en el agua.

Miró el fondo de la alberca como buscando una respuesta.

¿Era correcto que él lo acompañara?

Tal vez lo hacía porque le daba desconfianza que se quedara solo por tanto tiempo en la casa.

—Puedo regresar a mi antiguo piso —propuso eligiendo muy bien sus palabras para que no sonara agresivo o a la defensiva—, estaré bien.

Jungkook lo observó sin comprender, aunque poco a poco una explicación a su actitud se fue extendiendo en su cabeza.

éramos indestructibles › kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora