The World Upside Down: Agridulce.

Capítulo 9: Organización de las Naciones Unidas

El movimiento del vehículo era intolerante, su olfato estaba prácticamente nulo, los bastardos eran lo suficientemente inteligentes para saber que una de sus habilidades era la localización vía aromas, solo tenía que oler algo, cualquier cosa que estuviera en contacto con el exterior para poder obtener su propia localización. El freno repentino del automóvil casi hace que pierda el equilibrio, sus manos y pies estaban atados, tenía puesta una venda que cubría su vista y un avanzado dispositivo que funcionaba como bozal para que no articulara ni el más mínimo sonido.

«Están bien preparados» Al menos la telepatía era algo de lo que no tenían el más mínimo conocimiento.

«¿Esperabas menos?» La voz de su hermano era tan tranquilizadora.

«¿Cuál es el estado de Canadá?» El Beta le había dado una sorpresa muy divertida, o al menos desde su punto de vista. Cael había necesitado al menos 20 hombres para lidiar con cada uno, mientras que con el Beta había tenido que recurrir a dos batallones completo y armados. La convivencia con USA había surgido efecto, el canadiense sabía pelear muy bien y eso sin contar con que sabía todo tipo de Defensa personal, estaba perfectamente familiarizado con las armas blancas, sabía utilizar cualquier arma de fuego y sus habilidades natas con el manejo de los cuatro elementos era impecable. Ahora entendía por que Lourel babeaba por el Beta.

«Aún duerme... Calcúlo que despertará en unos 5 minutos más» ONU hizo un gesto con los ojos aunque los tuviera cubiertos. Su hermano supo entenderlo.

«Y se supone que ésto es ¿Bueno o malo?» España se estiró en su lugar cuál gato despertandose luego de una larga siesta. «¿Creen que sepa que fue a propósito?»

La pregunta hizo eco en la cabeza de los tres, por su lado estaba todo planeado, pero no sabían si el Beta había actuado por impulso o con otras intenciones. Canadá era lo suficientemente inteligente para saber cuando las acciones eran por inercia o premeditación.

«Es inteligente... Y muy astuto, dudo que no lo pensara previamente» Sus feromonas se dispersaron levemente y pudo escuchar el movimiento de alguien más.

«A de más, solo los idiotas actúan por impulso» La sonrisa de ONU tras el bozal que llevaba era tan encantadora como peligrosa. Canadá ya había despertado y parecía de muy buen humor.

«Dios... Sigo sin entender como es que la mayoría creé que eres un Ángel...» Habló España, el era de los pocos que conocían ése lado del norteamericano.

«Simple... » Respondió el bicolor, su cuerpo se enderezó en su lugar y sus músculos comenzaron a despertar. El maldito sedante que le habían inyectado era envenenada mente fuerte. «Hasta la fecha no a habido nadie con la capacidad de colmar mi paciencia... Y los pocos que conocen mi “otro” lado, son los countries con los que suelo entrenar»

Una risa contenida por el bosal que llevaban los tres restantes, se escuchó en la camioneta. El movimiento se detuvo y los cuatro guardaron silencio mientras escuchaban pasos acercándose, unos hombre abrieron las puertas y ellos pudieron sentir la luz a través de las bendas que llevaban. ONU agudizó sus sentidos restantes y trató de obtener la más mínima pista de algún aroma externo a los sujetos que los escoltaban a un edificio extraño, pero el lugar no tenía ni el más mínimo aroma reconocible y los respectivos hombres llevaban una especie de fragancia que ocultaba sus respectivos olores. Pasaron por una serie de revisión antes de poder ingresar al interior del mismo, una desinfección, un chequeo de salud rápido y una revisión de objetos metálicos peligrosos o que significará una amenaza de cualquier forma.

El trayecto duro unos 20 minutos en lo que supuso OMS, hasta que ingresaron a una habitación extraña y los ubicaron en diferentes lugares a cada uno. España percibió un aroma familiar, uno que que le generó un escalofrío por completo, todo sus bellos se erizaron, su piel se volvió de gallina y un creciente miedo familiar comenzó a invadir su cuerpo de apoco.