—Gringo...
—No quiero ni una palabra sobre estoTenía heridas por todas partes, pero seguía trabajando porque necesitaba vengarse. Solo eso. Era lo único que quería.
—Lo siento
USA lo miró y percibió el rastro del llanto en el tricolor, se le estrujó el corazón y quiso llorar. Pero se le habían secado las lágrimas hace días, ya lloró lo suficiente
—Tenía que haber ido contigo
—Estamos en guerra, México... No puedes cuidarme de todo.
—Lo sé... Pero puedo prometerte que no te volverá a pasarSe acercó y sostuvo la mejilla de USA en su mano, le regaló una caricia silente y gentil
—No dejaré que te hagan daño de nuevo
Entonces USA empezó a llorar, en silencio, sin emitir ruido alguno. Y se abrazó a México con fuerza, temblando ante el trauma de haber sido torturado en su etapa más vulnerable, sintiéndose humillado al tener la marca del imperio, su actual enemigo, su antiguo amigo. Y se quedó ahí durante mucho tiempo hasta que las suaves caricias en su espalda reconfortaron su maltratado cuerpo y su destrozada alma.
—Solo fui un premio de guerra... —susuró—. Para él... Para todos
—Acabaremos con él.
—Le quitaré todo... Y lo mataré —USA lo prometió y lo cumplió.