Capítulo 9

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Narrador omnisciente

El rubio observó hasta el último momento al peliverde, hasta que éste se adentró en su dormitorio. Por su parte, decidió quedarse a pensar un rato más en la cubierta.

Con la cabeza llena de pensamientos confusos, suspiró profundamente. Se sentía agitado por la conversación que había tenido con el peliverde, cuestionandose si había actuado de manera adecuada o si, por el contrario, con su comportamiento había revelado sus sentimientos hacia el peliverde.

La posibilidad de que el espadachín hubiera percibido su atracción hacia él lo llenaba de ansiedad y nerviosismo, pensó en que quizás había arruinado su relación de amistad con él... el temor de perder la conexión que había construido con él lo invadía, dejándolo sumido en un mar de dudas y preocupaciones.

Desde que había conocido al peliverde, siempre había sabido que había algo especial en él. La fuerza de su espíritu, la determinación en su mirada y la pasión en cada movimiento, lo habían cautivado desde el primer momento.

A medida que repasaba mentalmente cada interacción que había tenido con el espadachín, comenzó a darse cuenta de que tal vez sus sentimientos no eran tan simples como creía. Recordó la vez que lo había defendido ante el primer encuentro con Law, el tonto apodo que le había asignado, la forma tan amable en que se refería a él cuando le hablaba, y la cálida sonrisa que le dedicaba de vez en cuando.

No puede ser. -se dijo a sí mismo en voz baja, intentando reprimir las emociones que comenzaban a surgir dentro de él-

Pero, por más que lo intentaba, no podía ignorar la verdad que se abría paso en su mente, no solo le gustaba Zoro, sino que estaba enamorado de él.

El cocinero se quedó inmóvil, con el corazón lleno de confusión y miedo. ¿Qué significaba esto para él y para su amistad con el peliverde?, ¿y cómo podría lidiar con estos sentimientos sin poner en riesgo todo lo que habían construido juntos como parte de la tripulación de los Sombrero de Paja?

Mientras tanto, en otro rincón del barco, el peliverde se encontraba sentado en su cama, con la mirada perdida en la nada. Recordaba la conversación con el rubio en la cubierta y se preguntaba por qué había actuado de manera tan extraña, pues, nunca antes se había sentido nervioso alrededor del cocinero.

Trató de no pensar más en aquello, pero, a su mente involuntariamente llegaron recuerdos de como el rubio y el pelinegro habían interactuado durante el día, lo cual sin saber por qué, hizo que se sintiera algo molesto.

Sacudió su cabeza ansioso, no había considerado la posibilidad de que sus sentimientos hacia Luffy se viesen un tanto opacados por el cocinero. Sin embargo, no podía negar que algo había cambiado en su percepción, y se sentía confundido y desconcertado por esa situación. ¿Por qué de repente Sanji ocupaba tanto espacio en sus pensamientos? ¿Acaso sus sentimientos hacia Luffy no eran tan sólidos como creía? ¿O tal vez había algo más que no quería admitir?

Recordó la forma en que siempre buscaba la compañía y atención de Luffy, la forma en que su corazón se aceleraba cada vez que lo veía sonreír, y la sensación de vacío que lo invadía cuando no estaba cerca. Pero, no pudo evitar que en sus pensamientos otra vez se colara un intruso, entonces se vió invadido por recuerdos sobre él, sobre aquel rubio.

Comenzó por pensar en la forma en que siempre estaba dispuesto a sacrificarlo todo por el bienestar de sus compañeros, su habilidad para encontrar belleza incluso en las situaciones más difíciles, en su amable y cálida sonrisa que siempre adorna su rostro. Entonces, notó la manera en que su corazón latía más rápido, lo cual lo dejó desconcertado y confundido.

¿Podría ser posible? -se preguntó en voz alta, sintiendo que había abierto una puerta que nunca antes se había atrevido a explorar-

Abrumado por la situación, decidió ir de nuevo a la cubierta, necesitaba sentir el viento soplar en su rostro. Así que, se levantó y con cuidado salió de su dormitorio, pero entonces lo vió a él, parado junto al sol que se asomaba en el horizonte.

Sin saber muy bien el por qué, decidió caminar hacia él.

-Buenos días, ¿tampoco pudiste dormir, Cejitas? -dijo con una sonrisa suave cuando se encontró lo suficientemente cerca del otro-

El cocinero se volteó y sus miradas se encontraron, ambos estaban sorprendidos por el hecho de que ninguno de los dos había logrado conciliar el sueño durante la noche.

-Oh, buenos días Zoro. Sí, así fue. -dijo tímido y le devolvió la sonrisa-

-Oye, quiero decirte algo. -dijo no tan seguro de lo que iba a decir-

El rubio no pudo evitar sentirse un poco nervioso ante aquello, pero, quería saber de qué se trataba.

-¿Sobre qué? -preguntó intrigado, reprimiendo sus nervios-

-Fue increíble verte en acción. -elogió un tanto nervioso, recordando con admiración la forma en que había luchado en el restaurante para escapar de la Marina- Yo... ehh, me gustó pelear a tu lado. -admitió sinceramente el espadachín-

Las palabras del peliverde sacudieron los pensamientos del cocinero, borrando cualquier rastro de inseguridad que hace rato pudiera haber albergado en su mente.

-Ehh gracias. Significa mucho para mí escuchar eso. -respondió nervioso mirando hacia el suelo, pues no quería que el otro viera sus mejillas sonrojadas-

El espadachín lo miró con ternura y no pudo evitar sonreir para sí mismo. Mientras que, en su interior se resistía a la idea de que podría sentirse atraído por Sanji, pero al mismo tiempo, también sabía que no podía ignorar lo que estaba sintiendo.

Por otro lado, el rubio luchaba contra sus impulsos de lanzarse hacia el peliverde y abrazarlo con todas sus fuerzas para demostrarle su amor.

-Yo... también disfruté pelear junto a ti. -soltó, sorprendiendo al otro-

El peliverde solo pudo sonreir ante aquellas palabras, se sentía tan nervioso que era incapaz de hablar, cosa que lo sorprendió y fue suficiente para que sus sentimientos comenzaran a desacomodarse sin su permiso.

Justo en ese momento, algo dentro de él cambió, y se permitió considerar la posibilidad de que su conexión con el cocinero fuera más profunda de lo que había imaginado. Aunque, tenía miedo de enfrentarse a esos nuevos sentimientos, pues no sabía si eran correspondidos.





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Intruso {ZoSan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora