Capítulo 18

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Narrador omnisciente

Después de besarse un poco más, el espadachín sintió la urgencia de explorar más a fondo el cuerpo del rubio. Decidido, se quitó su camisa, dejando al descubierto su moreno y musculoso torso.

El cocinero lo observaba con ojos vidriosos, sintiendo una mezcla de deseo y nerviosismo recorrer su cuerpo. Se mordió el labio inferior, incapaz de apartar la mirada del peliverde, cuya expresión reflejaba una intensa determinación.

Sin esperar más, el espadachín se acercó al cocinero y con manos firmes comenzó a desabrochar los botones de su camisa, liberando poco a poco el torso pálido y delicado del rubio. Con cada botón deshecho, la respiración de ambos se volvía más agitada, cargando el aire de electricidad.

Una vez que la camisa del rubio cayó al suelo, el peliverde lo besó de nuevo y lo tomó por la cintura para luego conducirlo hacia la cama con gentileza pero con firmeza. Los dos se miraron intensamente, compartiendo un momento de conexión profunda antes de dejarse llevar por el deseo.

El espadachín atrapó los labios del rubio en un beso intenso, mientras lo empujaba suavemente hacia la cama. Con manos ágiles, comenzó a acariciar el cuerpo del rubio, explorandolo con voracidad y pasión.

Mientras se besaban con fervor, el peliverde comenzó a descender lentamente por el cuello del cocinero, dejando suaves besos y mordiscos en su piel sensible. Sus manos se deslizaron hacia abajo, acariciando el cuerpo del rubio con ternura mientras exploraba cada curva y músculo.

Pero de repente, el espadachín detuvo sus caricias y miró al rubio con preocupación al notar su repentino cambio de actitud. Las mejillas del rubio estaban teñidas de un rosa intenso, sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y vergüenza.

-¿Qué pasa? -preguntó con suavidad, preocupado por la repentina tensión en el ambiente-

El cocinero desvió la mirada, sintiéndose abrumado por sus propias emociones. Sus manos temblaban ligeramente, incapaces de mantener la compostura frente al peliverde.

-Es solo que, esta es mi primera vez y... -comenzó, pero las palabras se atascaron en su garganta por el pánico, siendo incapaz de expresar sus temores en voz alta-

El peliverde acarició suavemente la mejilla del cocinero, tratando de transmitirle calma y seguridad con su tacto reconfortante.

-No te preocupes. -dijo con voz suave, buscando su mirada- Yo tampoco tengo mucha experiencia, pero haré todo lo posible para hacerte sentir bien y seguro.

El rubio se sintió reconfortado por las palabras de quien ahora era su novio, su corazón latía con fuerza en su pecho. Asintió lentamente, dejando escapar un pequeño suspiro de alivio.

-Gracias. -susurró con voz temblorosa, sintiendo un nudo en la garganta-

Con una sonrisa tranquilizadora, el espadachín se inclinó hacia adelante y capturó de nuevo los labios del rubio en otro beso apasionado, renovando el fuego del deseo entre ellos. Sus manos volvieron a recorrer el cuerpo del rubio con determinación, explorando cada rincón y contorno con ansias crecientes.

Deslizando una mano hacia abajo, el peliverde comenzó a desabrochar el pantalón del cocinero con cuidado mientras aún lo besaba, sintiendo la electricidad en el aire aumentar con cada movimiento. Una vez liberado de su prenda inferior, el rubio se quedó completamente expuesto ante la mirada ardiente del espadachín, quien lo contemplaba con adoración.

Sin decir alguna palabra, el peliverde se dehizo de su propio pantalón y ropa interior, para luego comenzar a besar y acariciar de nuevo cada parte del rubio, deleitándose en la suavidad y la calidez de su cuerpo. Sus labios y manos recorrieron lentamente el abdomen del cocinero, dejando un rastro de besos y caricias en su camino hacia abajo.

Cuando finalmente el peliverde llegó a la parte más íntima del cocinero, lo hizo con reverencia y delicadeza, consciente de la importancia de ese momento para ambos.

El rubio arqueó ligeramente la espalda, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo al sentir las manos del peliverde tan cerca de su intimidad. Su respiración se volvió entrecortada, el deseo latente en el aire los envolvía a ambos en una espiral de pasión desenfrenada.

Con sus manos temblorosas, el espadachín se tomó su tiempo para explorar y acariciar cada centímetro de la piel del rubio, dedicándole toda su atención y cuidado. Sus labios se encontraron con la piel delicada del otro, dejando suaves besos y pequeñas mordidas que provocaron gemidos ahogados en el rubio.

Con cuidado, el peliverde introdujo primero solo uno de sus dedos en la entrada del rubio. Luego, metió el segundo y empezó a hacer un movimiento de tijera, preparándolo con suavidad para lo que vendría después.

Al principio el rubio se revolvió algo incómodo por aquello, pero con movimientos pacientes, el espadachín se aseguró de que el cocinero estuviera cómodo y relajado, transmitiéndole tranquilidad a través de caricias y gestos.

El miembro del espadachín se encontraba duro, sin embargo, se tomó su tiempo antes de adentrarse en el rubio, pues quería asegurarse de que su novio se encontrara listo. Finalmente sintió que era el momento, así que se introdujo despacio en el interior del cocinero, y la sensación que eso le provocó fue inexplicable.

-Duele. -informó entre jadeos-

-Tranquilo, espera un poco y empezararás a disfrutarlo. -pronunció con su respiración agitada para luego depositar un corto beso en los labios del rubio-

El cocinero asintió lentamente en señal de aprobación y peliverde empezó a embestir con suavidad, sus movimientos eran precisos y cuidadosos, dedicando toda su atención a brindarle al rubio el máximo placer y confort.

Mientras tanto, el cocinero se aferraba a las sábanas con fuerza, dejando escapar algunos quejidos que pronto se convirtieron en suspiros y susurros de placer mientras se abandonaba al éxtasis que el peliverde le proporcionaba.

-Ahh, quiero más. -ordenó entre gemidos-

El espadachín se sorprendió ante aquello, por un momento, le costó asimilar que aquel rostro inocente y angelical pronunciara algo tan indecente. Sin embargo, atendió a la petición empezando a moverse con más rapidez, adentrándose en cada rincón de la piel del rubio y explorando con devoción cada parte de su ser.

Los gemidos del cocinero llenaban la habitación, mezclándose con los jadeos del espadachín y el sonido de sus cuerpos chocando entre sí en un lazo apasionado. En ese momento, no existía nada más que el amor y la conexión que compartían, envueltos en un mundo de placer y éxtasis mutuo.

Y así, entre besos y caricias, el espadachín y el cocinero se entregaron el uno al otro, explorando los límites del deseo y la pasión en un torrente de emociones que los dejó completamente extasiados y rendidos el uno al otro.



Hola gente linda! Esperamos que les haya gustado el cap (al fin pasó lo que tanto querían jajajaj). Sí fue así, no se olviden de votar y comentar. Muchas gracias💗✨️

Intruso {ZoSan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora