Capítulo 29

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Narrador omnisciente

A lo lejos, el rubio vio a Luffy y Law conversando en la cubierta. Al principio, sus pensamientos estaban enfocados en su novio y no les prestó mucha atención, pero algo en la forma en que esos dos se miraban y en la proximidad de sus cuerpos le llamó la atención. Se quedó observando a una distancia prudente, intentando no ser visto.

Notó la tensión y vulnerabilidad en los rostros de ambos. Vio cómo Law tomaba la mano de Luffy, quien tenía una expresión que el cocinero rara vez había visto en su capitán, era como una mezcla de confusión, esperanza y algo más profundo que no podía identificar del todo.

Mientras los observaba, no pudo evitar recordar lo que sabía sobre la situación. Una sonrisa se curvó en su rostro, sabía que al pelinegro le gustaba Luffy, pues el propio Law se lo había confesado aquella vez. Pero, también había visto señales de que Luffy podría sentir lo mismo por Law, aunque su capitán parecía no ser tan consciente de ello.

Deseando que esos dos pudieran avanzar y encontrar claridad, el cocinero finalmente decidió regresar a la habitación con su novio. La jarra de agua se sentía pesada en su mano, pero su corazón se sentía un poco más ligero, con la esperanza de que sus amigos pudieran encontrar su camino.

Al entrar en la habitación, vio al peliverde con los ojos entreabiertos, mirando en su dirección. Parecía estar más despierto, aunque su expresión aún reflejaba el cansancio y dolor de su proceso de recuperación.

-¿Por qué tardaste tanto, Cejitas? -preguntó el espadachín con voz ronca, pero su tono tenía una nota de preocupación-

El rubio se acercó a la cama, colocando la jarra de agua en la mesita de noche y ayudando al espadachín a beber un poco antes de responder.

-Perdona, me distraje un poco... -respondió con su voz llena de emoción contenida-

El peliverde arqueó una ceja, intrigado por la reacción de su novio.

-¿Qué fue lo que viste? -preguntó, tratando de esconder su curiosidad detrás de su habitual tono sarcástico-

El cocinero sonrió, sus ojos brillando con entusiasmo.

-Vi a Luffy y Law en la cubierta. Estaban hablando... y había algo en la forma en que se miraban. Parecían estar... conectando de una manera que nunca había visto antes. -explicó, tratando de encontrar las palabras adecuadas para describir lo que había presenciado-

El espadachín lo miró con interés, notando la emoción en la voz de su novio.

-¿Y qué tiene eso de inusual? -preguntó, aunque una parte de él ya intuía la respuesta-

El cocinero se sentó al borde de la cama, sus ojos aún brillaban de entusiasmo.

-Es que... estaban conversando muy de cerca. Parecía... especial. -explicó su voz llena de emoción-

-Tú sabes que a Law le gusta Luffy, ¿verdad? -preguntó, con un tono divertido mientras recordaba la incómoda situación en la que sus celos lo habían llevado a confrontar a Law por estar cerca de Sanji-

El rubio asintió lentamente.

-Sí, lo sé. Me lo contó él mismo. Y creo que... -respondió con una sonrisa- Espera, ¿comó es que tú también lo sabes?

-Law me lo contó accidentalmente cuando discutimos aquella vez. -explicó el peliverde, ligeramente apenado-

-Oh, ya veo. -dijo con un rastro de asombro en su tono- Sabes, creo que Luffy podría sentir lo mismo, aunque tal vez ni siquiera se haya dado cuenta. Es que, al verlos juntos esta vez, de verdad sentí que había algo más que amistad en sus miradas.

-Confío en tu juicio, Cejitas. -declaró con una leve sonrisa- Pero ahora, ven aquí y cuéntame más sobre lo que viste. Me gusta escuchar tu voz cuando hablas de cosas que te emocionan.

El cocinero sonrió y se inclinó hacia su novio, tomando su mano y entrelazando sus dedos. Comenzó a relatar con más detalle lo que había visto, sus palabras llenas de emoción. Mientras hablaba, sintió cómo el ambiente en la habitación se llenaba de una calidez reconfortante, un recordatorio de que, a pesar de las dificultades, siempre había espacio para la esperanza y la conexión sincera.

El rubio se detuvo un momento, sus ojos brillaban con una mezcla de timidez y expectativa.

-Oye... -dijo mirando a su novio con una expresión más seria- ¿Recuerdas lo que hablamos bajo aquel árbol en la isla?

El peliverde levantó una ceja, intrigado y divertido al mismo tiempo.

-¿A qué parte te refieres exactamente, Cejitas? -preguntó, con una sonrisa traviesa que hizo que el rubio se sonrojara al instante-

El cocinero respiró hondo, tratando de mantener la compostura mientras su corazón latía con fuerza.

-A la parte en la que discutimos qué bebida era mejor, si el sake o el vino. -respondió, con una sonrisa tímida-

El espadachín soltó una pequeña carcajada, recordando aquel momento con claridad.

-Oh, claro que lo recuerdo. Dijiste que el vino tenía más clase y que el sake era solo para bárbaros como yo. -dijo con una mirada divertida-

-¡Eso no fue lo que dije! -se quejó el rubio, falsamente indignado- Yo solo dije que el vino era más refinado.

-Bueno, si el vino es para los refinados, entonces tú debes de ser el vino más exquisito que existe. -dijo, mirando fijamente los hermosos ojos azules de su novio-

El rubio se sintió nervioso pero emocionado, sus manos jugueteaban con el borde de su camisa mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. Sin embargo, un destello de determinación inundó su cuerpo, y con un suspiro para calmar sus nervios, decidió dar el paso. Con un ligero rubor en sus mejillas, respiró profundamente y se armó de valentía para hablar.

-Entonces, eso significa que tú eres el sake de mejor calidad que existe. Siendo así, el sake no parece ser tan malo después de todo.

Sorprendido, el peliverde sonrió y atrajo al rubio hacia sí, sus labios se encontraron en un suave beso.

-Esa conversación fue interesante, pero no fue mi parte favorita. -susurró contra los labios de su novio, su voz ronca y cargada de deseo- Me gustaría repetir lo que pasó después, pero con más detalle esta vez.

El cocinero sintió cómo su corazón se aceleraba al escuchar esas palabras. Una sonrisa apareció en sus labios mientras sentía unas manos ajenas colarse en su espalda, deslizándose con delicadeza y suavidad.

-No estoy seguro de que esto sea una buena idea... Aún no te encuentras bien. -susurró, desviando la mirada brevemente hacia las vendas del peliverde antes de volver a encontrarse con sus ojos penetrantes-

El espadachín le sonrió con ternura, acariciando su mejilla con la mano libre.

-Lo sé, pero no tienes que preocuparte por mí. -calmó acariciando la mejilla del rubio con ternura antes de agregar con una sonrisa juguetona- Además, por ti, soportaría cualquier dolor... especialmente si eso implica que disfrutes conmigo.

El rubio sintió cómo el calor subía por sus mejillas ante la afirmación audaz de su novio. Aunque su mente le advertía sobre las posibles consecuencias de ceder ante los deseos del espadachín, su corazón latía con un anhelo ardiente de volver a experimentar la pasión compartida en aquella ocasión.

-¿Estás seguro de que estás en condiciones para esto? -preguntó con una mezcla de preocupación y duda en su voz, incapaz de resistirse a la atracción magnética que había entre ellos-

El peliverde asintió con determinación, su mirada fija en la del cocinero con una intensidad ardiente.

-Estoy más que seguro. Y sé que tú también quieres. -respondió con tono firme y seguro, mientras sus manos buscaban con ansias el contacto con la piel delicada de su novio-







Hola gente bonita!
Esperamos que les haya gustado el cap. Si fue así, nos ayudarían mucho dejando sus votos y comentarios. Gracias 💗

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⏰ Última actualización: May 31 ⏰

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