—. Es terminal, lo siento señor, pero le quedan ocho semanas de vida .–
El blanco del consultorio del médico que lo llevaba tratando desde hace al menos dos años se hizo más penetrante a la vista de repente.
Su hermana había estado luchando contra la misma enfermedad durante largo tiempo de su corta vida, pero nunca espero correr la misma suerte.
Y encima, con un diagnóstico tardío en la etapa final.
—. ¿O...ocho? .– recibió en sus manos el documento que confirmaba uno de sus más grandes miedos hasta ahora.
Sus dedos temblorosos delinearon las curvas del « 8 » escrito en la hoja. No podía estar pasando.
—. Efectivamente... Los tratamientos son inútiles en este punto, pero podría recetarle calmantes para el dolor cuando sea insoportable... Y algunas vitaminas para que su cuerpo no se debilite tan rápido .–
El doctor no era caracterizado por su amabilidad, pero ver a su paciente más maduro y realista romper el llanto frente suyo era desgarrador.
Jamás esperas ver a alguien tan duramente serio en su momento de debilidad.
Shadow The Hedgehog era la persona más joven que había tenido la suerte de atender, estaba en la flor de su vida con veintiún años.
Había venido por primera vez al hospital quejándose de unos dolores inexplicables y una pérdida de fuerza combinada con fatiga. Malestar simple propios de alguien que hace ejercicio intenso como él. Sin embargo este mal ya había durado más de lo normal en desaparecer incluso sin hacer esfuerzo físico.
Meses y meses de constantes pruebas y análisis dieron fruto, pero la noticia que traían era amarga.
Fue una sorpresa para ambos saber que el padecimiento de la hermana ya fallecida del erizo era congénito y que el también la poseía.
Se sentía fatal, había presenciado ver cómo la vida se extinguía de María día tras día sin poder hacer nada más que darle ánimos a seguir disfrutando dentro de lo posible lo que le quede por vivir.
Pero de todas formas no se evitó el desenlace trágico para ella, Shadow sabía que no el sería la excepción.
Recordó las noches donde de mantuvo al lado de su única y real amiga mientras le suministraban medicación por medio de inyecciones.
El no quería pasar por ese mismo camino, sabiendo que incluso aunque le apliquen los mejores tratamientos del país, eso no detendría su deterioro.
Shadow vivía bien hasta este día.
Ahora era un desahuciado más del hospital.
Y después de despedirse del especialista, se retiró de la sala con la cabeza gacha y sin siquiera ver por donde iba.
───── »◦🍂◦« ─────
Salió corriendo sin mirar atrás con una maleta ligera en mano, ya estaba harto de todo.
Sus padres, se habían dedicado la mayor parte de su vida a recluirlo del mundo por su enfermedad, desde que tenía memoria se lo hacían recordar a cada minuto.
El no podía salir a jugar con los demás chiquillos porqué era muy débil.
No podía comer dulces porqué su estómago no lo procesaria.
Tampoco podía dormir bien porqué era imposible encontrar comodidad en la cama de hospital acondicionada en su habitación junto al sonido constante de sus latidos irregulares en el monitor conectado a el.
Odiaba haber sido educado en casa, odiaba la tonelada de pastillas que tenía que tomar para alargar su vida. odiaba tener que estudiar temas que no le interesaban a sabiendas de no le servirían a un futuro.
Porque él no tenía un futuro.
Así que, una mañana, alisto las pocas cosas que le servirían y se fue.
No soportaba más ser un enfermo que no pidió nacer, al cual sus padres tenían que cuidar por el resto de sus vidas.
Quería ser libre, aunque sea por unos días.Tal vez con el poco dinero que tenía ahorrado pueda comprar algo de comida y ver algo del mundo antes de su gradual descenso. No era mucho, pero al menos saldría de la ciudad fría y podría llegar al campo, anhelaba más que nada sentir el tacto del césped contra su pelaje.
Lo único que no contó, fue con que desconocía en lo absoluto el lugar donde residía, literalmente nunca había dejado su hogar en todos estos años de vida.
Estaba perdido.
En muchos sentidos, pero ahora lo estaba literalmente.Caminó sin parar por horas rezando internamente que su madre no se haya dado cuenta de su ausencia y haya dado aviso a las autoridades.
A pesar de tener diecinueve años, al ser un paciente terminal que no podía valerse por si mismo, sus padres todavía podían retenerlo en casa legalmente.
Sus extremidades temblaron.
Pensó en correr hacia el viejo ferrocarril que escuchaba desde su ventana, este podría llevarlo si lograba escabullirse en el, desconocía su paradero exacto, pero estaba más que seguro de que este lo llevaría a su destino.
Su ruta era larga, pero si se esforzaba lo suficiente llegaría.
Con suerte.
Ese pensamiento lo hacía poner ansioso.
Corrió siguiendo el ruido del ferrocarril hasta que sus pulmones le obligaron a tomar un respiro, era doloroso inhalar en ese punto, su vista se nublaba y le era difícil saber por dónde iba, pero no paró de correr.
No al menos hasta que chocó contra algo, o más bien, alguien, con tan mala suerte que lo termino derribando.
Su maleta cayó por alguna parte, y al parecer lo que llevaba el desconocido en la mano también.
Terminaron encima uno encima del otro, mareados y confundidos, pero los dos estaban suficientemente despiertos como para notar algo sobre el otro al encontrarse sus miradas.
El erizo estaba hecho un mar de lágrimas.
Y el zorro igual, pero las suyas ya estaban secas bajo sus ojos tristes.
Así se encontraron.
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𝙒𝙚'𝙧𝙚 𝘽𝙧𝙤𝙠𝙚𝙣 ,, ˢʰᵃᵈᵃⁱˡˢ
Fanfiction❛ Estamos rotos y lo roto no se daña. Así que zorro, dime otra mentira ❜ 🍂 - Donde para ambos la vida es frágil y puede terminar. 🍂; TW :: mencion a temas fuertes como la muerte. No se busca romantizar estos temas! 🍂; la imagen de la portada es...