Pared con Pared | KiVi

17. Para el recuerdo

Chiara llegaba a paso acelerado al local que le había enviado Violeta el día anterior. Esta vez no llegaba tarde, de hecho, llegaba incluso algo pronto, pero los nervios estaban haciendo que sus pies fueran más rápidos de lo que debían. Cuando se encontró delante de lo que creía que era la puerta del local donde iban a hacer las fotos, sus nervios aumentaron. Sacó su móvil y mandó un mensaje a Violeta indicándole que ya estaba fuera, aunque no recibió respuesta.

Mientras la morena se debatía entre entrar o quedarse fuera a la espera de que Violeta le contestara, una cara conocida salió por la puerta del local.

-Anda, Chiara Oliver. -dijo el chico.

-Hola... -respondió Chiara dudosa.

-Manuel.

-Eso. -continuó la medio inglesa.

-¿Cómo tú por aquí? -preguntó Manuel con una sonrisa.

-Tengo...que hacerme unas fotos para la entrevista. -dijo Chiara.

-Ya lo sé, mujer, era una broma, ¿por qué te crees que estoy aquí? -contestó el chico.

-Ah, claro. -dijo Chiara soltando una pequeña risa, un tanto incómoda.

Chiara volvió a bajar su mirada a su teléfono móvil, seguía sin recibir respuesta de la pelirroja.

-¿Te ha dejado tirada? -preguntó el chico.- No me lo esperaba.

-Realmente ha sido mi culpa, he llegado antes.

-Bueno, realmente es la suya. -dijo Manuel.- Siendo ella la que te ha citado debería estar ya aquí, mírame a mí.

-Ya, bueno... le habrá pasado cualquier cosa. -respondió Chiara.

-Espero que no te haga esperar mucho, sino tendré que avisar al jefe. -dijo el chico.

Chiara, ante el comentario del compañero de Violeta, rodó los ojos por inercia. De pronto, como si la pelirroja hubiera notado que estaban hablando de ella, apareció girando la esquina a un paso acelerado.

-Perdón, ya estoy aquí. -dijo Violeta respirando rápidamente y girándose hacia su compañero.- ¿Tú qué haces aquí?

-Buenos días a ti también, Violeta. -respondió Manuel.

-Buenos días, ¿qué haces aquí? -insistió la pelirroja.

-Supervisando. -respondió el joven.

-¿El qué? -preguntó la granadina mirando de reojo a Chiara, que observaba todo en silencio.

-A ti. -respondió Manuel.

-¿Perdón? -dijo Violeta.

-Es broma. -añadió el chico.- El jefe quería que estuviéramos dos aquí para controlarlo bien todo y me ofrecí. No te quejes que encima te hago compañía.

-Quería estar sola con Ki... ara. -dijo la pelirroja- Cuanta menos presión, mejor.

Chiara dejó de escuchar la conversación después de que Violeta reculara ese "Kiki" para volver a llamarla "Chiara". Era consciente de que, probablemente, la pelirroja no quisiera mostrar esa cercanía delante de su compañero, al fin y al cabo Violeta estaba trabajando. A pesar de ello, la menorquina no pudo evitar sentir un pequeño pinchazo en el corazón, le había sonado demasiado seco e impersonal. Chiara se quedó pensativa durante unos segundos, saliendo del trance cuando notó la mano de Violeta delante de su cara.

-¿Si? -preguntó la menorquina pestañeando rápidamente y mirando a la pelirroja.

-¿Entramos Chiara? -le preguntó Violeta.