Habiamos bajado de Heavenhold y nos dirigiamos hacia el reino Teatán, que quedaba a unos pocos pasos de nosotros. Elvira, quien caminaba al frente, ajustó la capucha roja que llevaba, pero después de un momento pareció decidir que no era necesario. Se la quitó de un tirón, dejando que el aire pasara por sus cabellos trenzados y brillantes. Me descubrí mirándola más de lo que debería, pero sus ojos, afilados como dagas, me hicieron desviar la mirada de inmediato "¿Qué tanto ves?" murmuró sin siquiera voltear. Me congelé "¡N-nada!" respondí apresuradamente, enfocándome en Abdiel, quien iba más atrás, cargando su espada y con la mirada perdida en el suelo.
Finalmente, llegamos al límite del pueblo. Lo que nos recibió fue... devastador. Las casas, pequeñas construcciones rústicas diseñadas para los teatanes, estaban en ruinas. Los cristales de las ventanas rotos y dispersos en la tierra, las puertas arrancadas de los marcos y tiradas como si fueran juguetes rotos. Una atmósfera de silencio aplastante lo cubría todo, roto únicamente por los sollozos y gritos lejanos de las pequeñas criaturas que corrían de un lado a otro, buscando refugio.
Los teatanes eran aún más pequeños de lo que imaginaba. Sus orejas de ciervo, que normalmente les daban un aire tierno y casi mágico, ahora estaban caídas, como si todo el miedo del mundo se concentrara en ellos. Uno, particularmente pequeño, pasó corriendo a mi lado, tropezando en el camino antes de levantarse apresuradamente y seguir adelante.
"¿Qué habra pasado aquí?" preguntó Abdiel, su voz ligeramente aguda rompiendo el silencio. Elvira entrecerró los ojos, inspeccionando el horizonte "Parece un ataque... Pero esto no es obra de humanos" La respuesta llegó antes de que pudiera procesar sus palabras.
Un zumbido sordo llenó el aire, escalofriante, como si una colmena entera hubiese decidido tomar vuelo al mismo tiempo. Miré hacia arriba y lo vi. Era un monstruo que parecía sacado de una pesadilla. Su cuerpo, alargado y cubierto de un exoesqueleto morado y oscuro, se retorcía en el aire. Alas traslúcidas batían a una velocidad vertiginosa, y su cabeza, que recordaba a la de un mosquito, tenía una gran esfera que reflejaban un brillo siniestro. Pero lo peor estaba en su abdomen.
Esa parte del cuerpo, grotesca e hinchada, parecía pulsar como si tuviera vida propia. A través de su textura translúcida, era posible distinguir las figuras de los teatanes atrapados, encogidos en un terror absoluto. Parecía que estaban... vivos "Está almacenándolos" susurré, más para mí misma que para los demás. Sentí un escalofrío recorrerme "Y probablemente también los está preparando para algo" dijo Elvira, con una expresión sombría.
La situación tomó un giro aún más alarmante cuando los gritos de los teatanes resonaron en el aire, un coro desesperado que llenó el ambiente con una mezcla de terror y advertencia "¡Los invasores están aquí!" Antes de que pudiera reaccionar, Abdiel se lanzó hacia adelante, sus pasos firmes y decididos mientras su espada brillaba al reflejar los débiles rayos de sol que se filtraban por las nubes. Elvira y yo intercambiamos una mirada breve antes de seguirlo, nuestras respiraciones cada vez más rápidas al ritmo de nuestros movimientos.
No tardamos mucho en llegar al lugar, donde un grupo de invasores estaba causando estragos entre los ya aterrorizados teatanes. Aunque la batalla fue breve, casi insignificante en comparación con las peleas que habíamos enfrentado antes, la sensación de victoria no llegó.
Los cuerpos de los teatanes que no pudimos salvar seguían allí, un recordatorio silencioso y pesado de nuestra incapacidad. Pasé junto a un niño teatán que sacudía frenéticamente a una mujer mayor, probablemente su madre. Su pequeño cuerpo temblaba mientras lloraba, y sus palabras eran poco más que un murmullo ininteligible entre sollozos.
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guardián tales: Desviación del cuento
FanfictionEsta es la historia de un universo alternativo, contado a través de los ojos de Coco, una chica inuit extremadamente solitaria. Coco vivía en una aislada existencia, de hecho, no conocía a nadie más que a su pequeño perro de trineo, redondo y esponj...