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— ¡O sea que la respuesta a todo era secuestrarme!— Aplaudió.— ¡Que original! ¿Lo vieron de alguna película? Wow

Nakamoto hacía pequeños círculos en el puente de su nariz. — Basta. Doyoung, lo que te expliqué es cierto y es crucial que te quedes aquí con nosotros.

— No quiero. No te compro tu cuento sacado de la imaginación de un niño de seis.

— No te culpo.— Yuta de encogió de hombros.— Mi colega también pensó lo mismo a la primera.

Doyoung volvió a gritar, y gritar, y gritar por ayuda. Ambos doctores estaban cansados, literalmente solamente estaban ellos tres, el laboratorio perfectamente ordenado, un sillón donde estaban cómodamente mirando al menor hacer su número y una canción de misfits sonaba en el fondo.

I was thinkin' about you
There was somethin' I forgot to say
I was tryin' on Saturday night

— ¿Puedes bajar el volumen de tu voz? Amo esta parte.— Yuta comenzó a cantar en voz baja la canción, casi como si estuviera tarareándola.

I was out cruisin' without you
They were playin' our song
Cryin' on Saturday night

Si esto era una prueba de paciencia puesta por el universo. Doyoung estaba a punto de perderla.
Puedo demandarte.

Puedo mover un dedo y hacer que te expulsen de la universidad. — Yuta echó sus cabellos rojos hacía atrás.— Piénsalo bien.

— Es abuso de poder.
Se cruzó de brazos.

— La historia del mundo siempre está marcada por abusos de poder, nada nuevo. Pasa todos los días.

Doyoung sabía que no tenía ninguna opción, era aceptar o aceptar.
Suspiró, pero no un suspiro de alivio, sino uno de total rendición. — Suponiendo que te creo... ¿que seguiría ahora?

Yuta y el Doctor sonrieron.
— Bien, pues tendremos que estar atentos al calendario.

(...)
1973

Taeyong era una mente compleja disfrazada de un chico tímido con problemas para poder expresarse en público (aunque eso no era una mentira del todo) No por nada era ya considerado un genio en asenso y también, no por nada había creado la primera máquina del tiempo en la historia.
Pero un peso de esa magnitud sobre sus hombros le había traído verdaderos problemas como noches de insomnio y una irritabilidad de otro mundo. Darle por terminada había sido su momento de más grande gloria.
Hasta que falló y pues... pasó lo qué pasó.
Revolviéndose el cabello, dejó caer el lápiz sobre la mesa, sonreía emocionado y orgulloso ante el boceto que tenía de la pieza faltante. Se veía demasiado perfecto y detallado como para fallarle, (eso dijo de la máquina) aunque siempre había posibilidades. ¡Pero debía ser positivo! No quería deprimirse.

Taeyong un día antes recordó algo en específico.
Como en la primera película de volver al futuro marty se da cuenta que no hay el plutonio para echar a andar el coche que lo hace viajar en el tiempo, y lo sustituye con la energía de un rayo, pues Taeyong también estaba buscando alternativas para poder hacer todo lo que tenía con la tecnología en el dosmil cuarenta y cuatro pero en mil novecientos setenta y tres. La esperanza era lo último que debía perderse.
Aunque claro, en la película el prota aún tenía a su tutor quien prácticamente le hizo todo el trabajo mientras él se ponía a hacer que sus padres se enamoraran, pero era simplemente ficción. Aquí Taeyong no tenía a nadie en quien confiarle su secreto o pedirle específicamente ayuda. De igual manera nadie había sospechado (hasta el momento) que Tae era un viajero del tiempo, había muchas revueltas políticas y problemas económicos en la época como para que sus habitantes notaran el smartwatch estrellado en su muñeca.

Turn back time | JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora