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Al día siguiente, Florencia estaba nerviosa por el partido. se dirigió al baño para prepararse. Mientras se arreglaba, su teléfono sonó, era una llamada de Morena.

Flor sintió un nudo en el estómago, todavía sentía culpa por lo que había pasado con Lucas el día anterior. Decidió no mencionarle el tema a Morena, no quería lastimarla...

-¿Qué onda, gorda? ¿Todo bien?- dijo Morena con su característica alegría.

Flor se esforzó por parecer tranquila y respondió:

-Gordi... Hola, ¿cómo estás? Ponele que bien, ¿y vos?

Morena notó algo extraño en la voz de Flor y preguntó preocupada.

-Ay, ¿qué pasó, florchu? Estoy por ir a la cancha.

Flor trató de disimular su culpa y respondió:

-Nada, es un bajón de siempre.

Morena, confiando en su amistad, le aseguró.

-Uy, bueno, gorda, ya sabés que cualquier cosa estoy acá para vos. Amiga, te corto que estoy por manejar. Hablamos después, te quiero.

Flor se sintió aún peor después de la llamada. Se sentía una forra, una mala persona. Morena era tan buena persona que no se merecía lo que le había hecho. Se acostó en la cama y miró al techo, pensando en las cosas.

flor nunca le contaría a Morena lo que había pasado entre ella y Lucas.  Decidió guardarlo como un secreto que solo ella y Lucas compartirían.

Pasaron las horas y Flor se preparó para ir al partido. Se puso la camiseta de boca y se tomó un uber hacia la bombonera. A medida que se acercaba, la emoción y los nervios se mezclaban en su interior.

Al llegar al palco VIP, Flor se encontró con Lucas. Sus miradas se cruzaron y compartieron una sonrisa cómplice. Sabían que debían ser cautelosos y disfrutar del momento sin levantar sospechas.

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El partido empezó y Flor se encontraba sentada en el palco, justo al lado del banco de suplentes. Estaba feliz por presenciar el encuentro de su equipo y se acercó a la ventana para tener una mejor vista del campo. En ese momento, vio a Morena, quien estaba narrando el partido para otro canal. Morena la miró y frunció el ceño confundida.

Flor decidió hacer un gesto con las manos imitando el número de camiseta de Langoni. Morena asintió con la cabeza y continuó con su trabajo.

A los 17 minutos del partido contra San Lorenzo, Lucas cayó al suelo agarrándose la rodilla. Flor se alarmó al verlo en esa situación y sintió un nudo en el estómago. Observó cómo Lucas salía del campo entre lágrimas, preocupada por su lesión.

"La puta madre", susurró Flor para sí misma. A pesar de estar nerviosa, decidió seguir viendo el partido. Si se encontraba con Morena después, le iba a preguntar que pasó.

are we still friends?|| Lucas BlondelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora