12. Jungkook

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Me despierta la intensa iluminación del hospital, parpadeo varias veces, mi mano se siente entumecida por culpa del joven que se quedó dormido tomándola; la alejo de su agarre para acariciar su cabellera negra.

Levanta la vista, está despierto.

- ¿Por qué no te fuiste a casa? - ahora mi índice delinea su mejilla, luce agotado, tiene los ojos entrecerrados, la luz también le ha molestado.

- Por si las cosas se complicaban durante la noche, no podía irme.

- ¿Cómo? - había entendido, solo quería escucharlo de sus labios.

Cubrió su rostro con ambas manos.

- Estaba preocupado, no quería irme por si te sucedía algo durante la noche.

Aprieto los labios para ocultar la sonrisa.

Me hago a un lado en la camilla.

- Sube.

- ¿Qué? - Me mira como si acabara de despertar. - ¿De verdad?

- De verdad.

Vacila observándome de arriba a abajo, se apoya en la cabecera y coloca una rodilla en la cama antes de recostarse a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro sano, sus manos descansan en mi cuerpo, está tan cerca que siento su respiración y escucho sus latidos frenéticos. Me rodea la cintura, mis brazos lo reciben atrapando la suya.

Las seis de la mañana en el reloj.

- ¿Estabas asustado?

- Haces preguntas tan tontas. - noto como su fuerza incrementa en el abrazo, como si yo fuese a desaparecer en cualquier momento. - No he podido dormir.

Su cuerpo se relaja, mi diestra viaja a su cabello, escucho sus suspiros.

- Pensé qué... Y tuve que... Te vi lleno de sangre. - su voz se estaba cortando.

- Shhh.

Escuché su sollozo, levanté su mentón para que me mirara y mi pulgar limpió sus lágrimas, incluso con los ojos llorosos, se veía adorable.

- Estoy bien, mírame.

Asintió varias veces.

- Te vi tan mal, por un momento pensé qué...

- Sh. - Junto nuestras frentes, toma mi mano, entrelaza nuestros dedos y la apreta.

- Jungkook, no puedes morir, ¿entiendes? - está tan cerca que su aliento se mezcla con el mío. - Eres la única persona que me queda en el mundo, mi único amigo.

- ¿No puedo morir?

- No. - las lágrimas recorren sus mejillas. - No tienes permiso.

Suelto una pequeña risa que lo hace reír entre el llanto.

- ¿Y si me muero te enojas? - musito en broma, quiero que sonría más, acaricio su nariz con la mía.

- Eres un idiota. - ahora sus manos acunan mi rostro y...

Me besa, me está besando y no lo detengo, sus labios son tan suaves que me quedo inmóvil sin saber como responder, escucho su pulso o, ¿tal vez es el mío? En la boca del estómago se esconde mi sorpresa acompañada de mil dudas y unas incontrolables ganas de volver a probar su boca cuando se separa unos centímetros.

Mi mirada viaja entre sus ojos, a sus labios, mi puño está descansando en mi pecho.

- Lo siento. - se disculpa.

Ambos nos sobresaltamos cuando el doctor Kim ingresa a la habitación, Jimin baja de la camilla como si fuese un gato, casi se cae.

Nam-joon carraspea.

𝘯𝘪𝘦𝘷𝘦 𝘦𝘴𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢𝘵𝘢 ( kookmin ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora