Capítulo 23

29 0 0
                                    

Casi no podia creer que estuviera viéndolo

-Tiempos extremos requieren medidas extremas replicó Caym con una extraña sonrisa, mientras tiraba otra vez de mi pierna y me sacaba un par de centimetros más de debajo del lavabo.

Lancé una patada con mi pierna libre, y lo alcancé en la rodilla. El demonio me soltó, retrocedió tambalcándose y se enderezó. La furia emanaba de él en olcadas de calor.

-No parece que esté funcionando comentó Roth, levantando las cejas. Caym suspiro.

Ha sido uno de esos siglos, hermano. No tengo ni un maldito respiro. Roth lo llamé, y mi voz sonó como un grazmido. El no le quitó los ojos de encima al otro demonio... estaba demasiado ocupado charlando con él. Cualquier esperanza que pudiera tener se desinfló como un globo.

Ya veo. Bajo la mirada, y sus espesas pestañas le acariciaron los põrmulos. Una sonrisita apareció en sus labios, y cuando habló su voz era suave, aunque profunda y poderosa Ya sabes que no puedo dejar que te la lleves.

¿Qué? dijo Caym Conoces el riesgo que hay! Debemos ocuparnos de ella, o todos nosotros moriremos si invocan a los Lilin. No puedes detenerme. Roth se encogió de hombros.

Claro que puedo.

Caym frunció el ceño mientras lo miraba fijamente, y entonces la comprensión apareció en su rostro. El aire que habia a su alrededor comenzó a resplandecer, pero era demasiado tarde. Roth se lanzó hacia él, y era rápido de narices. Sus manos aparecieron en el cuello del otro demonio en un segundo, y entonces las retorció. El crujido fue ensordecedor y se tragó el grito de Caym

Una niebla negra y oscura explot), provocándome un escovor en los ojos. Y apestaba; apostaba de verdad. Me cubri la boca y me dieron arcadas mientras los vapores que expulsaba el demonio, o lo que quedaba del demonio, hacian explotar la ventana que habia al fondo del lavabo. Unos fragmentos de cristal cayeron al suelo, y
entonces sonó la alarma de incendios, que me taladró los oidos con estridencia. El humo llenó el cuarto de baño, volviéndolo todo negro. En la oscuridad, senti
unas manos cálidas que me tocaban las mejillas. Di un salto hacia atrás, incapar de ver nada más que el fuego en sus ojos.

No pasa nada. Soy yo dijo Roth, y deslizó las manos hasta mis hombros
¿Te encuentras bien?

Tosí.

No puedo ver... nada.

Roth se inclino, recogió algo del suelo, y después me rodeó la cintura con el brazo.

Estás sangrando.

-Me he dado un golpe en la cabeza-Me puso en pie.

En el lavabo bajo el que te estabas escondiendo?

Si, bueno, las cosas no iban demasiado bien por aqui. Dejé que me guiara fuera de la espesa niebla, hasta el pasillo. Respiré hondo y me empapé de aire puro, pero el humo también habia llegado hasta alli. Me costaba distinguir las formas que tenia delante Roth, ¿dónde has estado? Estaba muy preocupada.

-He estado por ahi fue todo lo que dijo. que alguien gritaba Bombal» en el caos apenas controlado.

Algunos alumnos salian corriendo medio histéricos de las aulas. Me pareció oir

Noté que Roth me soltaba, y movi las manos a ciegas Roth...? No puedo ver.

Estoy aqui.

Me rodeó la cintura con el brazo, y me medio llevó por el pasillo.

Me tambaleë junto a él, sorprendida por su repentina reaparición, y todavia aturdida por mi encuentro con el demonio. La palpitación de mi cabeza estaba disminuyendo de intensidad, pero el escozor de mis ojos hacia que fuera imposible Ver.

El beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora