Capitulo 3

78 9 2
                                    

La luz del atardecer bañaba los campos del bosque con sus últimos destellos dorados cuando Jungkook, Nam y Tae retomaron su camino. La visita a la tumba del padre de Jungkook había sido un momento de reflexión y promesas silenciosas, una pausa necesaria en su viaje para honrar el pasado y fortalecer su determinación para lo que estaba por venir.

El viento traía consigo una calma que contrastaba con la tormenta de emociones que aún resonaba en sus corazones. Los tres compañeros avanzaban en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos, cuando un ruido inesperado rompió la tranquilidad del crepúsculo.

Un rugido desgarrador, profundo y resonante, llenó el aire, haciendo que los pájaros alzaran el vuelo y que los pequeños animales del bosque huyeron aterrorizados. Jungkook, Nam y Tae se detuvieron en seco, intercambiando miradas de aprehensión. Algo se acercaba, algo grande.

-¿Qué fue eso?,- Murmuró Nam, su mano instintivamente buscando el mango de su espada.

-Sea lo que sea, viene hacia nosotros,-Dijo Tae, sus ojos escudriñando las sombras que se alargaban con la llegada de la noche.

Jungkook asintió, preparándose mentalmente para el encuentro. Recordó las palabras de su padre, que le había enseñado que cada criatura, cada espíritu, tenía una historia.

-Estemos alerta, pero no agresivos,-sugirió. -Puede que solo esté asustada o herida.

No tuvieron que esperar mucho para descubrir la fuente del rugido. De entre los árboles surgió una bestia colosal, con garras del tamaño de espadas y ojos que brillaban con una luz fantasmal. Era un león, pero uno como nunca habían visto, con mechones de su pelaje que parecían arder en un fuego azul pálido y etéreo.

El león los miró fijamente, su rugido se suavizó hasta convertirse en un gruñido bajo. Jungkook notó algo extraño en su mirada había una inteligencia allí, pero también un dolor profundo.

Es la bestia de la que hablaban los ancianos del pueblo,- Dijo Tae, recordando las historias de un guardián de la naturaleza que protegía un secreto antiguo.

Nam dio un paso adelante, mostrando una postura firme pero no amenazante.

-Hemos venido en paz,- Pronunció claramente. -Y vemos que llevas una carga pesada.

La bestia bajó la cabeza, y fue entonces cuando vieron un brillo tenue en su pecho. Un fragmento de la perla, incrustado directamente en su piel, emanaba un suave resplandor que parecía latir al ritmo del corazón de la criatura.

-La perla de las almas,- susurró Jungkook, sintiendo cómo la energía del objeto resonaba con algo dentro de él.

El león parecía dudar, pero luego, con un gesto casi humano, se echó hacia atrás, exponiendo el fragmento de la perla. El mensaje era claro necesitaba ayuda.

-La perla debe estar causándole dolor,-Dedujo Nam. -Quizás si la liberamos, podremos aliviar su sufrimiento.

A pesar del peligro, los tres compañeros se acercaron lentamente a la bestia herida. Jungkook extendió su mano, permitiendo que la energía de la perla fluyera hacia él, y comenzó a entonar un antiguo cántico transmitido por su familia, una melodía que hablaba de liberación y curación.

El león cerró sus ojos y se relajó. El fragmento de perla vibraba, y una luz más intensa comenzó a irradiarse de él. Con un último esfuerzo conjunto, Nam y Tae ayudaron a Jungkook a extraer el fragmento. La bestia dio un bramido, no de dolor, sino como un suspiro de alivio largo y prolongado.

Cuando el fragmento de perla quedó libre, la bestia se transformó

La liberación del fragmento de perla había traído una calma pasajera sobre el grupo. La bestia, ahora libre de su dolor, se transformó ante sus ojos en un ser de luz, ofreciendo una reverencia de agradecimiento antes de desaparecer en la bruma creciente del bosque. El fragmento de perla, ahora en manos de Jungkook, brillaba con un resplandor intermitente, como si contuviera el pulso de innumerables almas.

Me enamoré de un mitad Bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora