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capítulo once ❛ halloween ❜
VIVIENNE
29/10/2022
Llegué a casa esa noche, rota, como si no hubiera sido yo la que había decidido la ruptura: — Hola. — dije al abrir la puerta del apartamento para encontrarme con Timothée. — Acabo de romper con Jack.
El chico se levantó casi inmediatamente para ir a abrazarme, me acariciaba el pelo mientras yo lloraba en su hombro. No lloraba por la ruptura, si no porque había confiado en él: — Está bien. — susurraba Timothée. — Está bien. — dice el mayor dejando un beso en mi cabeza.
Yo levanto mi cabeza de su pecho para mirarlo a los ojos preguntando con mi mirada si realmente estaba bien y había hecho lo correcto, él asiente con la cabeza y yo vuelvo a esconder la mía en la camiseta negra que llevaba el chico.
31/10/2022
Probablemente fué el peor Halloween de mi vida, pero Olivia me insistió para que fuera a una fiesta igual y me convenció. Me disfrace de bruja con algo que tenía por casa y al final no estuvo tan mal.
Los amigos de Jack estaban allí. Viven en Nueva York, es normal. Pero aún así no me lo esperaba: — Viv, si quieres podemos irnos a otro sitio. — dice Olivia dándome un apretón en la mano.
— No hace falta, Liv, voy a por una bebida. — respondo.
— Voy contigo, espera. — dijo dejándole a Louis su bolso y me siguió. — Viv, no tienes que hacer esto, ¿vale? En cualquier momento me dices y nos piramos de aquí.
— Lo sé, no te preocupes. — le digo yo y ella me da un abrazo. — Vamos a la barra. — tiré de su brazo hacia aquel sitio.
Ambas nos emborrachamos y Conan termino conducioendo como siempre al apartamento más cercano posible, que suele ser el de Emma.
Al entrar yo tropece con un mueble: — ¿Este mueble siempre ha estado aquí? — pregunté yo desorientada.
— Si, Vivi. — dice Conan arrastrándome hacia el salón de Emma, la cuál venía detrás de nosotros, no tan ebria como Liv y yo.
— Dios, que retrato más gracioso. — dice Olivia señalando un cuadro en una de las paredes del piso de nuestra amiga. Era un prado, no un retrato.
Yo me empecé a reír como una loca, pensé que me meaba encima, si no fuera porque Conan gritó que nos durmieramos ya.
Me desperté al día siguiente, con treinta llamadas perdidas de Timothée y tremendo dolor de cabeza. Lo llamé para saber que quería: — Hola. — dije levantándome del sofá de Emma.
