Inocencia tenebrosa ©

01

«La luna llena ilumina el paisaje nocturno del pueblo. Presencias acechan en la oscuridad buscando a sus presas, pues como decía la leyenda de Valle Sombrío, cada noche de luna llena es la cacería.»

*Una fuerza extraña llama mi atención, no veo nada pero siento como susurra mi nombre y sigo el sonido de esa voz, me detengo frente a un cartel que dice: No pase, pero como la curiosidad mató al gato, yo seguía mi instinto chismoso y me adentré en el bosque, seguí el camino creado por unas rocas y llegué a una cabaña, tomé la perilla de la puerta y...*

Despierto con el corazón en la boca, la respiración entrecortada y empapada en sudor, desde mi cumpleaños 18 —hace exactamente una semana—, estoy teniendo estos sueños, siento una voz diciendo mi nombre, la sigo y me lleva hasta una cabaña en medio del bosque, al abrir la puerta de esta todo es oscuro o me despierto. Son sueños, o mejor dicho, pesadillas llenas de sombras y susurros inquietantes.

La claridad de la luna entra por la ventana, siento mi cuerpo extraño como si "algo" me estuviera llamando, por alguna extraña razón tengo curiosidad por ir hacia el bosque.

Sigo los impulsos de mi cuerpo, no sé realmente qué estoy haciendo solo sé que quiero ir hacia ese lugar.

En los bolsillos del pijama eché el móvil y cogí mis botas en la mano, bajé las escaleras descalza intentando no hacer ningún ruido.

Fui hasta la puerta de la habitación de mis padres y la abrí percatándome de que ambos duermen.

Decidida a descubrir que me está sucediendo; camino por las solitarias calles, siento una presencia oscura acechando en las sombras, el viento frío golpea mi cara y tengo la sensación de que "algo o alguien" me observa.

Con la piel de gallina sigo el camino echo por rocas. Detengo el paso delante de una cinta con la advertencia de No pase. En estos momentos no me importa lo que esté en el bosque ni las amenazas que pueda encontrar.

Salto el alambre que impedía el paso y piso el terreno peligroso, sin saber que amenazas pueda encontrar.

La brisa fría típica de la noche toca mi piel y tengo la impresión de que espían mis movimientos. Escucho pasos cada vez más cerca de mí, corro a esconderme detrás de un árbol, me hago un ovillo bajo este y observo una figura vestida con una túnica roja —que solo puedo ver gracias a la luz del astro—; entrar a la cabaña.

Siento los latidos de mi corazón en los oídos y algo dentro de mí dice que siga a este extraño, como soy tan chismosa y la curiosidad me consume, me levanto silenciosamente y camino hacia la cabaña.

Cada paso parece resonar en el silencio del bosque, pero al parecer la figura no me escucha. Llego hasta la ventana que está rota debido a la madera vieja y me asomo con cautela.

Lo que veo dentro me sorprende: la cabaña está iluminada por el suave resplandor de farolas, no solo hay una persona, sino varias, todos visten túnicas negras que cubren sus rostros y que al parecer están reunidos en algún tipo de reunión.