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Sigue corriendo

- ¡¿EN DONDE DEMONIOS ESTAS?!

Aquella voz hizo que mi piel se erizará, estaba cerca, podía escuchar sus pasos apresurados intentar alcanzarme.

Mire a mi alrededor pero no habia escondite alguno, estaba atrapado.

Un disparo

El latir de mi corazón es demasiado acelerado, me cuesta respirar, mis pulmones arden por oxígeno, mis piernas rogaban por un descanso pero no era posible detenerme. No cuando se que estaban detrás de mi cazandome.

- ¡MALDITO MOCOSO, TE VOY ATRAPAR!

Una espesa neblina me impedía ver con claridad, el frío de la noche hacia que mi piel se erizará aún mas, pero aún así no me detuve, seguí corriendo.

Mis lágrimas se deslizan por mis mejillas, el miedo corriendo por todo mi cuerpo, muchas veces estuve apunto de tropezar pero ágilmente lograba estabilizarme y seguía corriendo, solo quería que está pesadilla terminará...

¿Cómo es que habíamos terminado así?

Me detuve unos segundos para poder respirar un poco.

¡Grave error! ¡Terrible error!

- ¡YA LO VI!

Sentía como cada vez se acercaban más, sus pisadas hacían crujir las hojas en el suelo. Sin pensarlo volví a correr, esquivando las ramas, algunas habían logrado golpearme la cara y seguramente estaba lleno de rasguños pero eso era lo de menos, tenía que escapar, tenía que buscar ayuda.

De un momento a otro un estruendo se escuchó e inmediatamente un dolor insoportable me hizo caer, mi pierna dolía y no podía levantarme.

Mi cabeza golpeó contra el suelo ocasionado que me desorientara y un intenso dolor me hizo retorcerme.

Sentí algo mojado en mi cabeza al tocar la zona en la que sentí el dolor, seguramente era sangre, poco a poco la fuerza que había tenido minutos antes fue desapareciendo de mi cuerpo, me sentía débil y mi vista comenzó a nublarse, poco a poco todo se hizo oscuro.

Cerré los ojos pensando que había muerto...

... Mis ojos se fueron abriendo poco a poco, enfocando el cielo azul que se mostraba atraves de las ramas de los árboles que al parecer me rodeaban, los rayos del sol calentaban mi frío cuerpo. Las hojas de los árboles se movían debido al viento, trate de recordar en dónde estaba pero nada se me venía a la mente

¿que era lo que estaba pasando?

Trate de levantarme pero un dolor en mi cabeza me hizo quejarme, al igual que un punzante dolor en mi pierna izquierda, comencé a asustarme

¡¿Qué estaba ocurriendo?!

Con mucha dificultad me arrastre un poco y al mirar el lugar en dónde estaba recostado me alarme

¿eso era sangre?

¡¿mi sangre?!

Como pude me arrastre más intentando buscar ayuda, pero aquello era imposible, ya que al parecer estaba en medio de la nada, lo único que se veía eran árboles y más árboles ¿en dónde estaba? ¿cómo había llegado aquí?
Quería llorar, sentía un nudo en la garganta, un dolor insoportable en la cabeza y solo quería entender en dónde estaba, pero nada venía a mi mente, estaba en blanco y eso comenzó a asustarme aún más.

- ¡AYUDA! ¡POR FAVOR AYÚDENME!

Grite con todas mis fuerzas, el eco fue la única respuesta que obtuve

- ¡Por favor! - suplique a la nada misma, las lágrimas ya habían empezado a deslizarse por mis mejillas, con la poca fuerza que tenía en mi cuerpo seguí arrastrandome un poco más hasta que distingui una carretera, había llegado a una carretera. Pero estaba sola, no veía que ningún auto se acercará.

Seguí arrastrandome hasta que llegue a la orilla, esperando algo, esperando a que alguien llegará.

Mis esperanzas se estaban desvaneciendo al igual que mis fuerzas, pero de la nada un ruido se escuchó y ahí aproveche para volver a gritar.

- ayuda - rogué, pero mi voz apenas y era perceptible. El nudo en mi garganta me impedía gritar, mi garganta se sentía seca y no sabía si iba a hacer capaz de gritar para que el auto que se acercaba me escuchará.

Cerre los ojos, mis fuerzas poco a poco se iban esfumando, sabía que está sería mi única oportunidad.

-¡¡AYUDA!!

Volví a hablar está vez mi voz fue mucho más alta, logrando que el auto se detuviera a unos centímetros de mi, sonreí débilmente.

Sin más mi cuerpo cayó al frío pavimento, sentí el dolor en mi cabeza aun más fuerte, un molesto sumbido en mi oído izquierdo se hizo escuchar.

-¡Oh por dios! ¿Que ocurrió? ¿Puedes escucharme?

Una linda voz se hizo escuchar, quería abrir los ojos pero no podía, sentía que la respiración me comenzaba a fallar

- a-ayuda-me por-fa-vor




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