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...

El amanecer llegó demasiado rápido para su gusto, había podido dormir un poco y al despertar creyó que todo había sido una pesadilla. Como los días anteriores intento memorizar lo que sabía que todos sus recuerdos se limitaban a aquella mañana despertando en medio de la nada. Forzó su memoria y aunque el doctor Bang le había dicho que eso no era recomendado aún así quiso intentarlo.

Su cabeza dolió y las ganas de vomitar aparecieron, signos de que su presión arterial se había alterado. Se sintió estúpido al no poder recordar nada, suspiro agotado, apenas había iniciado el día y no quería salir de esa habitación.

Tenía miedo de afrontar la realidad, su realidad.

Pequeñas lágrimas se deslizaron por sus ojos, quería dejar de llorar pero no podía parar, en cuanto aquellas molestas gotas saladas comenzaban a deslizarse ya no podían parar.

Unos ligeros golpes de hicieron escuchar en la puerta de madera, cubrió su cabeza con la frasada e intento aparentar que estaba dormido.
Escucho como la puerta fue ligeramente abierta y después está se volvió a cerrar.

— Creo que sigue dormido

Escucho murmurar al otro lado de la habitación, pudo diferenciar la voz de Felix pero no sabía con quién estaba hablando.
Escucho los pasos alejándose y se destapó el rostro. Miro a su alrededor sabía que debía salir, debía afrontar lo que estaba viviendo y seguro sus recuerdos poco a poco regresarían a él.

Se levantó con dificultad de la cama, su pierna dolía y la sentía engarrotada. Busco las medicinas indicadas para el dolor y se tomó las indicadas en su receta. Ordeno un poco la cama de l habitación y después de soltar el aire de sus pulmones decidió armarse de valor y salir de la habitación.

Camino con dificultad y lentitud hasta donde recordaba estaba la cocina. Ahí fue que escucho las voces de los hermanos, su corazón se alegró al escuchar hablar a Minho.

— Buscamos en todos los expedientes pero ninguno era, por lo menos aquí no lo reportaron como desaparecido. Nadie del pueblo conoce a alguien con sus características.

— Esto es tan extraño — hablo Felix

— Changbin ya pidió los resportes de los demás pueblos cercanos, si no estaba aquí debe haber ido a uno cercano. Alguien ya debió reportarlo como desaparecido.

— Es cuestión de esperar

Ambos hermanos se quedaron en silencio por unos minutos, el joven extraño decidió que era momento de anunciar su presencia.

— Buenos días — saludo con una pequeña inclinación a los hermanos quienes sonrieron al verlo.

— ¡Buenos días! — saludo feliz el rubio de los hermanos — ¿Tienes hambre? — el asintió, le indicaron que tomara asiento y el lo hizo, miro a Minho a su lado y sonrió.

amnesia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora