Es solo un juego

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—Pía, querida que gusto tenerte aquí, estaba segura de que llegarías. —fue lady Britton quien recibió en la puerta de entrada a Pía.

—Hola, Lady Britton, es un honor estar en su hogar, acompañándola en este día tan especial para usted.

—Vera, solo Vera por favor. —le insistió como en cada ocasión.

— No podría mi Lady. Discúlpeme —dijo Pía haciendo una reverencia educada y con el mucho respeto que tenía por esa mujer.

—ay mi niña, anhelaba tanto que... — Lady Vera se guardó el resto de esa frase para ella misma. Y le dio un abrazo fuerte. —olvídalo sí?, pasa por favor siempre eres bienvenida.

—gracias mi Lady. —Pía suspiró después de ese abrazo tan maternal. —¿Hay alguien en casa? —preguntó al final.

—Si querida, están algunos la mayoría no pudieron llegar para este día. —expresó encogiéndose de hombros lady Vera.

—Entonces iré a buscar a Kacey, con su permiso. —una sonrisa esperanzada por disfrutar la noche adornaba el hermoso rostro de Pía.

—Adelante mi niña diviértete. —le dijo lady Vera antes de volver a recibir a sus invitados.

Pía Caminó a la mesa de limonadas y bocadillos, en ese momento miró bajar por las escaleras a los únicos solteros de la casa Britton, Gabriel y Bastian.
Eran muy parecidos entre sí, y con un cuerpo muy similar, musculosos y altos con el cabello oscuro y rebelde.

"Que ganas de tocar esos mechones oscuros."

Pía se sacudió ese pensamiento mentalmente. Hoy en especial parecía no dominar su pensamiento. En su lugar regreso a sus pensamientos de siempre.

"Que rápido han pasado los años, y yo sigo aquí. Y seguiré así por el resto de mis días"

Pensó un poco triste, pero en eso llegó al lugar Kacey, esposa del hermano mayor Anton y su amiga desde hacía varios años.

—Pía, eres tú? Casi no te reconozco, estás preciosa. —la saludó un con un beso en la mejilla y un fuerte y apreciativo abrazo.

—Kacey, basta. Harás que me sonroje. —ya estaba sonrojada.

—Es la pura verdad amiga, ese vestido se te ve hermoso, estás lindísima. —la tomo de la mano y la hizo girar. Cosa que a Pía no la tomo por sorpresa, ya que era un comportamiento muy común en Kacey

—Muchas gracias Kacey, siempre logras que me sienta mejor.

—para eso estamos las amigas Pía. Además Solo digo lo que veo, —se giró como recordando algo y dijo —sabes, tengo que ir a buscar a Anton, pero más tarde te buscaré y nos divertiremos juntas. —declaró antes de apretar su mano y salir en busca de su marido.

Pía asintió con la cabeza y miró como Kacey empezaba la cacería por encontrar a su marido.
Suspirando se dio la vuelta y en sus manos tomó un delicioso bocadillo bañado en merengue de limón, y un vaso de limonada... porque el limón nunca era suficiente.

—¿Limonada!? ¿En serio!? No te gustaría algo más fuerte? —era la voz de Bastian a la espalda de Pía. Quien la tomó por sorpresa cuanto le daba el primer mordisco a su bocadillo.

—Bastian!! —Gritó Pía después de pasar el bocado con el que casi se atraganta —me asustaste, casi me ahogo con mi bocadillo. —le reclamó con el ceño fruncido y los labios apretados.

—ja ja. Lo siento mucho Pía, no fue mi intención asustarte. —dijo eso, pero ambos eran conscientes de que esa fue exactamente su intención.

—No te preocupes Bastian, no fue para tanto... —dijo, pero miraba como Bastian le miraba los labios sin parpadear —¿qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?

No ere él (original) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora