Nuestra Historia
(Septiembre, primer año de universidad)
2016Alex
Cojo la bolsa de deporte del maletero junto al stick y cargo con ello hasta las gradas del campo de hierba. Me duele todo el cuerpo. Hemos entrenado todos y cada uno de los días desde que empezamos la universidad. De eso hacía ya un mes.
El entrenador quiere que los de primer año no supongamos una carga para el equipo, sino todo lo contrario. Nos quiere fuertes. Literalmente. Una hora de fortalecimiento y otra hora de resistencia. A pesar de todo eso, aún no había jugado ni un partido. A los novatos nos tiene de suplentes.
―¡Eh, Copper!
La voz de mi compañero Walter inunda el campo. Chocamos las manos cuando llega a mi altura y ponemos rumbo a los vestuarios.
―Tío, tengo un presentimiento, hoy es el día.
―¿Qué día? ―río ante su comentario.
―El día en el que, por fin, juguemos.
―Yo no me haría tantas ilusiones. ―Me da un ligero empujón antes de contestarme.
―No seas pesimista, Copper. ¿No lo ves? Se están marchando las estrellas del equipo, se gradúan, encuentran su trabajo y nos dejan solos ante el peligro. He oído rumores de que el puesto de Stone se queda libre. ―Me guiña un ojo antes de abrir la puerta del vestuario y perderse entre los demás compañeros.
Joder. Si eso sucede, soy el siguiente en ocupar ese lugar, el del atacante. Miro por toda la sala intentando buscar a Stone y, efectivamente, no está por ninguna parte.
―¡Alexander Copper! ¡A mi despacho! ―La voz del entrenador se escucha al final del pasillo.
Todos miran en mi dirección sabiendo lo que va a pasar. Llamo a la puerta antes de entrar. Está sentado en su silla mientras repasa las jugadas del partido. Siempre estudia los puntos fuertes del contrincante, sus bajas, los resultados del último partido y busca la jugada perfecta para marcarles.
―¿Si, entrenador?
―Siéntate, muchacho. Tenemos algo importante de lo que hablar.
Trago saliva con fuerza. Nuestro entrenador es el padre que cualquier chico quiere tener, pero cuando se pone serio, puede llegar a dar mucho miedo.
―Has visto que Stone no está por ninguna parte. Nos ha dejado y no por trabajo. Le han fichado para la NLL, ha firmado un contrato de dos años y debuta la semana que viene. ―Se lleva ambas manos a la cabeza quitándose la gorra desesperado―. Tienes que jugar hoy.
―¿Está seguro? En los entrenamientos apenas he ensayado alguna jugada.
―Sé que puedes hacerlo, Alex. Te he visto entrenar cada día, llevas el lacrosse en la sangre. No tenemos a nadie más.
Asiento sin decir ninguna palabra más. Tengo que asumir la responsabilidad. El atacante no es un puesto fácil porque no solo se trata de marcar. También tienes que ser el capitán, el que levante al equipo en los peores momentos y controle el juego en todos los sentidos. Es la clave.
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Seremos Eternos
RomanceSamantha Hughes desde pequeña ha tenido muy clara su vocación, el periodismo. Su familia nunca se lo ha puesto fácil y tras enfrentarse a ellos, se aventura en una nueva vida con el peso de su pasado sobre sus hombros. Alexander Cooper tuvo una inf...