4. Trato hecho

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Nuestra Historia

2017

(Julio, vacaciones de verano)

Sam

Mi recién mejor amiga y compañera de piso, Emma, me observa desde la cama. Llevamos conviviendo cuatro meses bajo el mismo techo, pero parece que ha sido un año entero. Emma viene de Italia, ha decidido dejar su vida atrás y comenzar una nueva en Denver. En septiembre empezará la universidad junto a mí y al resto del grupo. Gabriella y Emily se han ido de vacaciones con sus familias, Gabe está estudiando las recuperaciones y Alex y yo tenemos una cita. Bueno, en realidad hemos quedado a tomar algo los dos solos, así que no es nada oficial.

―Deja de mirarte en el espejo, eres preciosa, Sam.

Miro a través del reflejo a Emma sentada a los pies de mi cama.

―Y reconócelo, es una cita ―me tira un cojín provocándome una carcajada.

―No lo es. Además sabes que eres bienvenida después de terminar tu turno.

―No me lo recuerdes, por favor, odio esa cafetería. Me pagan demasiado poco para todo lo que hago. Por cierto, ¿mañana me ayudas a solicitar la beca para la universidad?

―¡Claro!

Observo mi vestido azulado una vez más y cojo el bolso para salir de casa. Emma me desea muchísima suerte, me abraza con fuerza y se despide de mí lanzándome un beso. Esta chica es un trocito de cielo, de verdad, desprende tanta energía que te contagia. Aún tengo mucho que descubrir de ella, pero sé que poco a poco nos iremos abriendo mucho más.

Camino por las calles de Denver refugiándome entre las sombras de los edificios. El verano ha venido con fuerza y pocos son los atrevidos a salir a la calle hasta que el Sol se pone. Estoy nerviosa, no voy a mentir. No sabría muy bien cómo describir nuestra relación. Nos buscamos y después dejamos de hacerlo. Unos días las miradas son más intensas que otros. Las caricias se vuelven furtivas bajo la mesa, pero cuando nos quedamos a centímetros siento que me falta el aire y me cuesta respirar.

Me está esperando. Sé que quiere que dé el primer paso porque le pedí que necesitaba tiempo y cada vez tengo las cosas más claras. Me sobresalto al sentir unas manos agarrarme por la cintura y unos labios se acercan peligrosamente a mi oído. Sonrío antes de escuchar la voz de Alex.

―¿Dónde va la rubia más guapa de la ciudad?

―He quedado con alguien ―respondo coqueta.

Joder, me gusta demasiado. Tengo que dar el paso y dejarme de tonterías. Su brazo tonificado se ajusta a la perfección con mi cintura. Apoya mi espalda en su torso y me dejo abrazar por él. Me envuelve con ambos brazos. Inspiro hondo sintiéndome como en casa. Alex activa todos mis sentidos.

―Ah, sí. Será un afortunado por tenerte solo para él durante toda la tarde. ¿Y cuál es el plan?

Me giro entre sus brazos y me quedo sin respiración cuando los rayos de sol se reflejan en su piel. Los mechones de pelo se le han aclarado ligeramente y tiene las mejillas rosadas.

―Creo que te has quemado un poco ―toco con la yema de mis dedos su rostro. Alex cierra los ojos cogiendo aire con fuerza―. Será mejor que nos refugiemos de este calor infernal.

Tiro de él hasta una heladería que hay a un par de calles. Nos sentamos en una de las mesas bajo el aire acondicionado y pedimos el helado más grande de la carta.

―¿Cómo va tu verano? ¿Tienes planeado algún viaje para ver a tu familia? ―pregunta mientras esperamos nuestro pedido.

―He empezado a crear un blog donde subir otro tipo de artículos, no únicamente deportivos y la verdad que está teniendo bastantes visitas. Intento buscar los temas más polémicos del momento. Así que si tienes algo jugoso que contarme, estoy más que dispuesta a escucharte.

Seremos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora