Seremos Eternos

7. Otra chica

Sam

Llego a casa dos horas más tarde, después de un paseo por el centro y de tomar un café en mi lugar favorito, Jessica's Coffe, la cafetería de la madre de Ethan, el novio de Emma mi mejor amiga y compañera de piso. Está ambientada en los años setenta con sofás rojos de cuero, mesas blancas y suelo de azulejos. Le dieron un cambio de imagen hace poco y está teniendo mucho más éxito. Trabajé allí durante varios meses para conseguir pagar el alquiler. Mis padres estuvieron apunto de cambiarme de carrera sin mi consentimiento, dejaron de pagarme los estudios porque no aceptan que estudiara periodismo y solicité una beca para seguir adelante.

Entro en casa, dejo mi bolsa de tela sobre la isla de la cocina, enciendo la radio y abro el bloc de notas. Si mi trabajo no me da un caso en el que trabajar, tengo que buscarlo por mi cuenta.

Repaso la sección de cultura. Unos activistas atentando contra el patrimonio, en este caso el famoso cuadro Los Girasoles de Van Gogh en la National Gallery. Es su forma de protestar por el cambio climático. ¿Sabéis dónde podrían ir a protestar? A todas las fábricas y multinacionales con sedes en los países asiáticos que tienen explotados a sus empleados, la mayoría menores de edad. A veces siento que lo único que quiere la gente es llamar la atención.

El locutor da paso a la política y economía. Subo el volumen prestando atención. Es mi sección favorita y la más jugosa. La mayoría de las personas que están en el poder tienen la maravillosa tendencia de haber cometido algún delito o atentado contra la ley. Piensan que tienen sus secretos bien guardados.

Y ahí es cuando entra en acción el periodismo de investigación.

Yo no me conformo con hacer artículos de cosas que han sucedido. A mí me gusta llegar hasta el origen, hasta el botón que detona cada noticia. No quiero recopilar una serie de datos que me den. Quiero ser la personas que descubre esos datos.

—Tenemos una noticia de última hora —empieza a decir el locutor—. El gobernador de Baltimore se postula frente a las dos desapariciones de universitarios sucedidas durante el mes de septiembre. Piensa encontrar a la persona que esté causando el caos en la ciudad. Ha aumentado la vigilancia en las calles y ha pedido ayuda a la ciudadanía.

»Recordamos que el pasado dos de septiembre desapareció Jamie, el joven de dieciocho años que acababa de empezar la universidad. Ayer a las 18.00 horas, la madre de Jamie fue avisada por la policía, había aparecido el cocho de su hijo abandonado en la estación de autobuses de Pittsburgh, en el estado de Pensilvania. Las primeras investigaciones indican que el joven se ha fugado. Seguiremos informando.

Apunto los datos de la noticia y la busco en otros medios. Siempre hay que hacer eso, contrastar información y recopilar el máximo número de datos posibles. Buscar coincidencias, los puntos en blanco en la historia y reconstruir los hechos.

Mi cabeza empieza a funcionar más rápido de lo que puede escribir mi muñeca. Acabo anotando palabras y conceptos uniéndolos entre sí para darle más sentido. Al final de la tarde, cuando he revisado las noticias de los periódicos locales de Baltimore solo saco una cosa en claro.

Ese chico va a pasar a ser un número más en las desapariciones que quedan sin resolver. Las noticias son meramente informativas, nada que movilice a una ciudad, ni mucho menos a un país para evitar que sucedan. La gente ya no actúa, se queda en segundo plano mirando y esperando a ver qué ocurre.

―¿Qué tienes entre manos?

―¿Pero qué...?

Mi bloc desaparece de mi vista y me giro con la mano en el pecho. Joder, menudo susto. Emma lee atentamente mis apuntes. A medida que va avanzando, se le arruga el entrecejo en total desaprobación con mi nuevo caso a investigar.