Una vez el ama de llaves abandonó el dormitorio Julia se acurrucó en posición fetal, desnuda y con la entrepierna dolorida por la penetración y desvirgamiento de su esposo. Comenzó a llorar en silencio. ¿Qué había hecho para merecerse ese trato? Poco a poco se fue sumiendo en un sueño del que se despertó por un sonido seco, al principio no identificó el sonido, luego se percató que era rítmico, cada pocos segundos y era en la planta baja de la casa. En seguida dedujo que eran azotes, no era la zapatilla, no sonaba igual...pero no era capaz de precisar el sonido, era parecido a cuando su padre le había pegado con el cinturón una vez que la habían pillado cogiendo dinero "prestado" de la cartera de su padre para las fiestas del pueblo, pero este sonido era todavía más intenso. En seguida le vino a la mente la joven María, el ama de llaves, pero también escuchaba el ruido de un grifo y de cacharros limpiándose en una pileta... o tiene más criados o esa debe ser María, pensó, entonces ¿a quién estarán azotando?
De repente recordó que Don Alberto le había dicho que su esposo era un viudo con dos hijos y pensó que quizás era uno de los hijos, pero cuando estaba elucubrando el sonido cesó y ella volvió a sumirse en un leve letargo.
Al rato volvió a sentir ruido en la habitación de al lado. Todavía no lo sabía pero eran sus hijastros, los mellizos, que en breve iban a tratar de espiarla. Ella siguió con los ojos cerrados y hundida bajo la sábana, pero pasado un rato comenzó a distinguir sonidos y voces...estaba María, la señora Carmen, un hombre y otra mujer que no identificó, escuchó al hombre protestar y oyó la palabra ricino y después una serie de golpes que esta vez sí le parecieron de zapatilla ¡Jesús en esta casa no paran! pensó para sus adentros... y dejó que el cansancio la venciera definitivamente.
Un golpe de luz al descorrer las cortinas le impactó en la cara y la despertó bruscamente, a contraluz distinguió al ama de llaves que la estaba despertando. Buenos días señora ¿Cómo ha dormido?
Bien...creo...bueno...no se...balbuceó Julia, he escuchado muchos ruidos...
Si, ayer los mellizos tuvieron unas sesiones de disciplina serias.
¿mellizos?
Si, Carlos y Marta, los hijos del señor, dos jóvenes de 16 años, hoy los conocerá.
Mellizos, 16 años, chico y chica, Julia estaba procesándolo todo... Está bien y ¿por qué los han castigado?
A Marta no podría decirle, solo oí la correa y a Carlos con la zapatilla por glotón y tomar mucha miel.
¿correa? Eso debió ser el primer ruido que escuché pensó para sus adentros Julia
Si, una correa de cuero que es reliquia de familia y que aplica su esposo en el despacho cuando lo cree conveniente... mientras decía esto María se movía por el cuarto arreglando y recogiendo, pero Julia se percató que caminaba con evidentes molestias.
¿Qué te ocurre María?
Nada...nada señora
¿Como que nada? Si cojeas ostensiblemente, déjame ver...
No señora, no se preocupe, ...pero antes de que pudiera decir nada, Julia agarró a María por la muñeca y, tirando de ella, la tumbó en la cama boca abajo y le levantó la falda del uniforme a la espera de ver sus nalgas dañadas. Cuál fue su sorpresa cuando, al bajarle las bragas, observó que las nalgas no estaban marcadas. ¿Pero qué te duele María?, dímelo por favor que te quiero ayudar...
María, que se sentía profundamente avergonzada, no pudo resistir más y rompió a llorar...Julia la abrazó y la joven ama de llaves le narró lo que su esposo le había hecho la noche anterior...La joven señora se mostró horrorizada, jamás se hubiera pensado que su esposo fuera un sodomita y el hecho de que pudiera cogerla contra natura le producía terror.
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La Familia Terrateniente
General FictionUna joven de origen humilde entra a formar parte de una familia terrateniente con unas normas muy marcadas