Parte 11 D. José y Julia a solas en la finca ¿o no?

154 3 0
                                    

Mientras tanto en la casa se habían quedado D. José, su joven esposa Julia y la ardiente prima Jordana.

Jordana se hacía la remolona y no había bajado a desayunar, quedándose durmiendo en su habitación. D. José vio la oportunidad de usar a su esposa, así que tras el desayuno le dijo muy solemnemente ¡espérame en el dormitorio!

Julia ya comprendía lo que eso significaba, así que se dirigió a su cuarto, donde María acababa de hacer la cama del matrimonio. Nada más verla Julia le pidió que saliera del cuarto. María supo entonces que Julia iba a ser tomada...

La joven esposa procedió con el ritual que le había mostrado su esposo los primeros días. Se despojó de las bragas, que dobló cuidadosamente y depositó encima de la almohada, se levantó la falda y poniéndose a cuatro patas sobre el colchón de la cama, apoyó su frente en el mismo, dejando su cuerpo inclinado, con la cara hundida en el colchón, los brazos estirados y el culo mas elevado con las piernas abiertas dejando una visión magnífica de su coño peludo, listo para ser penetrado por su esposo.

De repente D. José entró en el dormitorio y, delante de él, esa magnifica escena, abierta de piernas estaba su joven esposa mostrando todos sus atributos. ¿Lista querida?

Si esposo mío, estoy lista para tu deleite y ser usada por ti cuando quieras, contesto ella sumisa tal y como le habían enseñado.

El se dirigió lentamente hacia su esposa, mientras el suelo de madera de la vieja casa crujía con cada paso...cada crujido era un escalofrío que recorría la espalda de Julia. Al momento noto la presencia de su esposo justo detrás de ella y se preparó para recibir la primera embestida... pero en lugar de eso, notó como la agarraba de un tobillo y con un movimiento rápido y fuerte la giraba haciendo que su cuerpo cayese de lado sobre el colchón quedando boca arriba con las piernas abiertas...

¿Qué pasa? Preguntó ella asustada por si a su marido no le había complacido algo...

Pssssss silencio

D. José le puso un pañuelo en los ojos a modo de venda y Julia dejo de ver lo que pasaba, solo podía oír y oler... al instante notó como le desabrochaban la blusa y se la quitaban, quedándose solo con un terrible sostén color carne que era la antítesis del erotismo...de repente escuchó un chasquido metálico que no supo identificar y notó algo fino y frio rozándole la piel entre los pechos por debajo de la tira del sostén que unía ambas copas...en seguida dedujo que era un cuchillo o similar. Dicho y hecho, en unos segundos notó una presión de ese elemento tirando hacia arriba del sostén y como saltaba hacia los lados con el sonido característico de tela rasgándose.

Los pechos de Julia, no excesivamente grandes pero si muy duros y bien formados saltaron libremente y ella notó el movimiento sin control y como el aire golpeaba sus pezones...instintivamente mordió su labio inferior en un gesto que agradó y mucho a su esposo. El silencio reinaba en el cuarto y ninguno de los dos decía nada, el sonido de los muelles del colchón, el chasquido y el rasgar de la tela eran los únicos sonidos que se permitían en el dormitorio.

Julia estaba completamente desnuda, boca arriba, con los brazos estirados por encima de la cabeza. D. Jose comenzó a besarla, primero en los labios, después en la mejilla y luego le mordisqueó el lóbulo de la oreja...uffff Julia resoplaba...su entrepierna se movía ansiosa por la excitación, poco a poco fue bajando con sus labios y se detuvo en las axilas, que estaban llenas de pelillos con los que estuvo jugando con la navaja con la que le había cortado el sostén... ¡cuidado no te muevas cariño! Le decía el todo cariñoso...mientras ella estaba entre temerosa por el roce del filo de la navaja y un poco avergonzada de tener pelo en las axilas...

Llegó el turno de los pezones y ahí D. José se detuvo, los chupó, los lamió, los mordió y uffffff Julia no podía por mas que arquear su espalda, el placer que le producía le hizo tener un pequeño orgasmo que, aunque intentó ocultar a su esposo, este percibió claramente...¡mi pequeña guarrilla! Le soltó en un tono mas amoroso que de reproche...

La Familia TerratenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora