8. Placer

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La nieve caía en el cielo oscuro de la noche, tiñendo de blanco todo a su paso. En lo profundo del bosque, la cabaña donde habitaban los dos demonios, era cálida por dentro ya que la chimenea emitía calor y frente a ella, dos demonios besándose sin parar, mostrando una extraña pasión y deseo que querían ambos seres. Akaza acariciaba la cintura de Kyojuro mientras que el rubio yacía sentado en sus piernas rodeando su cuello con sus brazos, gruñidos y jadeos se escuchaban en la sala, Akaza descubrió que su nuevo fetiche seria morder los labios carnudos de Kyojuro hasta sangrar para probar de aquella sangre nutritiva del ajeno. La sangre de Kyojuro se le escurría por todo el mentón, hasta gotear y salpicar el pantalón de Akaza. El ceño fruncido de Kyojuro demostraba su dolor a las mordidas inesperadas de Akaza, aunque regeneraba al minuto, no le gustaba ser mordido una y otra y otra vez ya que le dolía, pero aun así despertaba mas su placer y por ello no quería detenerlo. Las manos de Akaza subían lentamente el torso ajeno, parando por su vientre, pecho hasta llegar a su cuello, allí empezó a intentar desabotonar los botones del uniforme, pero era muy torpe en ello, por eso solo utilizaba un chaleco.

- Akaza...

Akaza se separo del beso y miro algo molesto el uniforme de Kyojuro, de tanto intentar desabotonar el primer botón simplemente destrozo la camisa.

- ¡Akaza! - gruño Kyojuro tras ver como el ajeno dejaba los restos de la camisa en el suelo.

- No me grites, soy tu superior.

Akaza beso el cuello ajeno dejando chupones y mordidas en el transcurso, Kyojuro gruñendo aun por su camisa de cazador disfrutaba de esos besos salvajes del pelirosa. El pelirosa deslizo su lengua desde el cuello del rubio a uno de sus pezones rozados, donde lamia uno mientras que el otro lo rozaba con sus dedos, Kyojuro sentía unas cosquillas placenteras a esa lengua ajena y esos dedos en sus pezones. Akaza se parecía un bebe frustrado buscando leche en el pecho de Kyojuro, chupaba y chupaba en busca de algo que no estaba allí.

- Akaza - mencionaba el rubio en jadeos.

La otra mano de Akaza que estaba libre se apresuro a quitar el cinturón de Kyojuro para terminar de desnudarlo, pero una mano ajeno lo detuvo.

- A-kaza.

El pelirosa levanto la mirada para ver a un rubio nervioso, incomodo por lo que estaban a punto de hacer, Akaza paso sus manos hasta la espalda del rubio.

- Bueno, lo haré primero yo para que no te sientas incomodo.

Akaza acostaba con cuidado a Kyojuro, dejándolo boca arriba en aquella alfombra algo mugrienta de forma delicada como si de un vidrio delgado se tratase. Los ojos fuego del rubio miraban fijamente el cuerpo del pelirosa, que se acomodaba entre sus piernas, Akaza poso sus manos hasta su propio pantalón para bajarlo hasta mas haya de su rodilla dejando ver un miembro despierto, Kyojuro trago saliva y miro los ojos dorados de Akaza que brillaban de forma amenazante en la oscuridad casi bañada por el color anaranjado de la chimenea encendida, Akaza floto su miembro en la entrepierna de Kyojuro, mientras el contrario temblaba por el rose superficial del ajeno. Las piernas de Kyojuro temblaban y se movían de un lado a otro como tambaleando, no era experto en nada en el sentido sexual nunca habia tenido el espacio de hacerlo con una chica y ahora como por cosa del destino, estaba teniendo un sentimiento desconocido de lo mas dentro de su ser, algo que lo impulsaba a decirle cosas sucias a Akaza, pero no se atrevía a decirlas. Con el rubio mas calmado, Akaza desabrocho la correa y lentamente la quito el pantalón sin antes darle un pequeño beso a aquel miembro ajeno, el solo rose de los labios de Akaza en su miembro lo hizo tener una especie de orgasmo, como el de una mujer, ¿era eso posible? Se preguntaba Kyojuro ¿Un hombre era capaz de sentir semejante placer? Sus interrogantes desaparecieron a ver a un Akaza meter dos dedos en la boca, lamiéndolos y chupándoles, con esa lengua rosada que los mojaba con su saliva.

Mi Vida Con Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora