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Esperar... la eterna espera donde los besos y cariños se escondían en una casa a puertas cerradas, cuando estaba en ese refugio de cuatro paredes los desaires se volvían inexistentes, en ese lugar solo eran ellos dos, donde las charlas se volvían eternas, los besos se transformaban en promesas futuras y los abrazos ese albergue cálido donde quería vivir eternamente.

El problema yacía cuando salían de ese lugar, cuando había otras personas... cuando los amigos del mayor estaban cerca, donde solo fingían una amistad fraternal. Las únicas personas que sabían sobre la relación guardaban un silencio mortal.

Cuando ese sábado termino su turno en la cafetería, lo vio simplemente apoyado en la columna frente a la entrada esperándolo, como se había repetido tantas veces. Ese medio día los planes eran almorzar juntos y luego una maratón de películas. Un plan tentador pero repetitivo, de todas formas Kyuhyun no se quejaba, compartir con el volvía todo tan especial, no había necesidad de palabras, cuando esos ojos negros se posaban en su persona, podía tener la certeza como esa relación avanzaba. Tal vez aun no habían dado el siguiente paso, pero estaba mas que claro que ganas de ambos lados no faltaban.

Solo debía intentarlo, solo quería saber si habían avanzado algo... Cuando salio se acerco tan rápido que probablemente el otro ni siquiera adivino lo que haría, un simple beso... un saludo... ese era el plan. Sin embargo cuando ese casi irreal contacto llego, el mayor se volvió hacia atrás aterrado, prácticamente paranoico mirando hacia sus costados, esperando que nadie los haya visto - Kyu... te pedí que no lo hagas en la calle - 

Me estoy cansando de esconderme Yesung - admitió con el dolor de su corazón, esa era justamente la parte que no le gustaba de su "relación" ... caminaron prácticamente en silencio. Casi se podía adivinar la tensión entre ambos, el otro caminaba a su lado cabizbajo - Acepte darte un tiempo, pero ¿Hasta cuando? - 

Lo peor de todo es que cierta parte lo entendía, pero su parte racional le advertía todo el tiempo que iba a terminal mal. Entonces cuando apenas faltaba una cuadra para llegar, sintió un suave tacto en su mano derecha, un simple rose acelero completamente su corazón ... si no hubiera sido Yesung, pensaría que fue accidental, pero ese dedo toco tan delicadamente su piel, rompiendo todo su enojo o al menos momentáneamente.

El frió gélido atrapo su piel cuando ese tacto desapareció - Mierda Kyu... mis padres - ambos bajaron la intensidad de la caminata y lo miro expectante que le diga esas palabras tan dolorosas - No te vayas... puedo presentarte como un amigo - 

¿Amigo? ¡Demonios! si aun sentía los rastros de sus labios en su piel, si aun sentía el dulce tacto de sus manos, si aun sentía la suavidad de sus cabellos cuando se quedaban dormidos luego de las aburridas películas... - Omma Appa no los esperaba hoy - dijo cuando llegaron al lado de la pareja que los miraba sonrientes - Les presento a Kyuhyun... somos amigos - esa aclaración estaba de mas, pero claramente esos adultos se tragaron el cuento... Justo como Kyuhyun.

Te estuvimos llamando... y al final decidimos venir a buscarte - Kyuhyun ya estaba listo para irse lejos de sus planes - Es el cumpleaños de halmeoni... si quieres puede venir tu amigo también - 

Yo... muchas gracias, pero debo ir a mi casa - aclaro rápidamente, sabiendo que eso seria lo que el mayor preferiría.

No Kyuhyun... por favor ven con nosotros, luego del almuerzo pueden seguir con sus cosas - el menor miro disimuladamente al mayor, esperando que se niegue -JongWoon están los Jung... te morías por salir a su hija - esas ultimas palabras dejaron claro que era una pésima idea ir allí, pero como escapar cuando la señora Kim ya había tomado su brazo para acercarlo al auto.

El viaje en el asiento trasero del auto, les daba esa pequeña privacidad controlada que necesitaban. Entonces cuando el teléfono del menor sonó y abrió el mensaje se encontró con que el tonto a su lado le había escrito - No tienes que preocuparte por nada, eres la única persona que me gusta - esas simples palabras aceleraron su corazón y lo miro, para luego sonreirle... El mayor discretamente acerco su mano para acariciar la del menor... Tembló como un tonto, prácticamente sentía sus lagrimas casi salir de la felicidad, el hecho de que se tome el trabajo de escribirle eso y acariciar su mano, volvía todo tan mágico.

Fue Solo Un Juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora