JOHNSON.
Kiara me observa como si hubiese perdido por completo la cabeza.
—¿Por qué me miras de esa forma?
—Porque me parece sorprendente que quieras celebrar —dice con una sonrisa —tú, el señor "lo siento, tengo que trabajar".
Una risa brota de mis labios, Kiara me imita y tengo que reconocer que no se equivoca mucho en la representación de mi persona.
—Tienes razón, pero esta es una ocasión especial.
Kiara arquea la ceja.
Avanzamos por los pasillos, rumbo a la sala de juntas en donde ella cree ingenuamente que llevaremos a cabo una reunión.
—¿Especial por qué?
La miro con fastidio.
—¿En serio me harás decirlo? —cuestiono resoplando.
El sonido de su risa es lo que obtengo como respuesta.
—Debemos de celebrar qué oficialmente has concluido el programa de becarios.
Soy consciente de la forma en la que su sonrisa se ensancha, aunque intenta disimularlo sin mucho éxito.
—¿Así que celebras que por fin voy a dejar de molestarte?
Resoplo.
—No eres una molestia, creí que ese tema había quedado zanjado cuando casi me acusas con Recursos Humanos —Kiara se ríe con más ganas —deberíamos hacer un recuerdo de todas tus anécdotas en las empresas Beckham, ¿no lo crees?
—No creo que a la empresa le agrade escuchar como pasé vergüenza la mitad del tiempo que he estado aquí —dice casi apenada —así que es mejor omitir esa información.
Nos detenemos frente a la sala de juntas, Kiara mira las puertas y luego a mí.
—Acepto el ofrecimiento a celebrar, pero solo si me invitas al restaurante coreano que descubrimos la semana pasada —ruedo los ojos —¿qué? Es un buen acto de despedida.
—Alguien podría escuchar las cosas que dices y...
—¿Acusarnos con Recursos Humanos? —dice con burla —eres casi el dueño.
Si no conociera tan bien a Kiara, realmente podría pensar que su coqueteo es auténtico. Sin embargo, en los doce meses que llevamos trabajando juntos, sé que una de sus especialidades, es molestar.
Cuando toda la empresa cuchicheaba que habíamos comenzado un amorío, ella lo único que hizo fue casi gritarle a media mundo que si tuviera un romance con su jefe, no tendría que tolerar doce meses como una becaria, lo cual en realidad no sé si ayudó a acallar los rumores, pero desde entonces, nadie ha comentado nada al respecto, al menos no en nuestra presencia.
Somos algo así como amigos. Es casi veinte años menor que yo, una amistad podría parecer inapropiado pero he descubierto que para Kiara, esa palabra no existe.
Además, ayudarla con su tesis para la universidad, y con toda la crisis que un recién egresado puede tener, me ha mantenido lo suficientemente ocupado como para no pensar en mi triste vida.
—Mejor entremos —casi le ordeno y ella sonríe satisfecha al notar que consiguió irritarme.
Empuja las puertas, y tan pronto como lo hace, el par de explosiones de confeti y el grito de las personas dentro de la sala, hacen que Kiara suelte un grito que parece sacado de las mismas películas de terror.
—¡Mierda! —dice después —¡Lo siento, lo siento! —todos reímos.
—No creías que realmente te llevaba a una junta de trabajo en tu último día, ¿o sí? —cuestiono.
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Tentación Prohibida
RomanceLibro 2 "Bilogía tentación". Se puede leer sin necesidad de leer el libro anterior. ¿Qué pasa cuando el amor se encuentra al lado de una persona prohibida? Bea y Jonhson en circunstancias normales nunca se hubiesen conocido. Pero ninguno vive con...