Tentación Prohibida

32.- La certeza de un para siempre.

BEA

Aria me observa con una sonrisa en los labios, es como si tuviera la intención de decir algo, pero optara por quedarse callada, aunque la mirada que me dedica habla por si sola.

—Vamos, suéltalo —sonrío —sé que mueres por decir algo.

Ella ríe levemente. Baja la vista por un momento hacia la bebida que tiene enfrente, y luego la eleva para centrar su atención en mí.

—Me alegra que hayas aceptado tus sentimientos por John, y que él mismo haya aceptado los suyos —dice con una suave sonrisa —ambos merecen ser felices. Después de todo, tú lo haces feliz.

Tomo una corta inhalación.

—Hemos pasado muchas cosas complicadas —admito —pero creo que lo que siento por Johnson, nunca se fue. Solo me obligué a dejar de sentirlo, a esconderlo, y ahora ya no quiero hacerlo más.

Aria parece casi orgullosa.

—Bueno, supongo que ahora nos convertiremos oficialmente en familia —dice con una sonrisa más grande —a pesar de todo, creo que me alegra que seas tú la mujer con la que Johnson ha decidido abrir su corazón.

Sacudo levemente la cabeza.

—No estoy seguro de merecerlo, pero quiero pensar que tenemos mucho futuro como para compensar los errores del pasado.

Aria se inclina levemente hacia adelante.

—He aprendido que a veces tenemos que dejar de preocuparnos por nuestro pasado, los errores nos enseñan algo, solo debemos cuidarnos de no volver a cometerlos, a veces solo tienes que seguir adelante, es la mejor forma de poder construir una vida con la persona que amas.

Un corto silencio cae sobre nosotras.

—Be, hay algo que quiero preguntarte —dice con suavidad —¿Has hablado con Thiago sobre Ron?

Sacudo la cabeza en una negativa.

—¿Alguna vez lo harás? —no respondo.

Lo cierto es que Thiago no ha hecho muchas preguntas respecto a su padre, pero las hará. Está creciendo, y aunque ahora podrá considerar como un padre a Johnson, sé que conforme los años pasen las preguntas serán más y más, que si no las respondo ahora, pueden ser un problema en el futuro.

Y no quiero crear la relación con mi hijo a base de mentiras.

—No sé en realidad como hablar con él sobre eso —tomo una inhalación —sé que hará preguntas, pero me aterra el pensar lo que tengo que decirle.

Aria me observa con comprensión. No habla de inmediato, y yo no encuentro las palabras para expresar el sentimiento que me produce pensar ahora en Ron. Ya no siento amor por él, mi corazón siente un aprecio por todos los años buenos que me dio, por la vida que vivimos y que fue maravillosa. Pero es todo.

Me deshice de su apellido porque se sintió como una manera de comenzar de cero.

Pero sé que no ha terminado.

—Hay una tumba, ¿cierto? —inquiere.

—Sí —tomo un suspiro —no he ido ahí desde el momento en el que se creó.

—¿Lo hiciste pensando en Thiago?

—Una parte de mí siempre supo que Ron estaba muerto, aun cuando otra parte se mantenía con la idea de que no. Creo que me negaba a mi misma el aceptar que Ron no volvería jamás. No tengo idea de porqué hice esa tumba, porque le dí un lugar en el cementerio, un lugar que no me atrevo a visitar.