𝙲𝙷𝙰𝙿𝚃𝙴𝚁 𝚃𝙷𝚁𝙴𝙴

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"Bonitos pero perturbadores recuerdos"

DAILA Y PABLO, se miraron entrecerrando los ojos mientras tenían las cartas en las manos

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DAILA Y PABLO, se miraron
entrecerrando los ojos mientras tenían las cartas en las manos.

— ¡Uno!— Exclamó Pablo tirando la carta.

— ¡Jolines!— Se quejó la rubia tirando sus cartas contra el suelo.— ¡Eso ha sido trampa! ¡Eres un tramposo!— Se cruzó de brazos, indignada.

A sus 7 años de edad, ya se hacía notar su carácter.

— Niños. A dormir ya, que es muy tarde.— Ordenó Belén.

— Pero mamá...— Se quejó.

— Pero nada. A dormir que mañana hay clase.

Los dos se acostaron en sus respectivas camas.

Aurora esa noche dormía en casa de sus tías, por lo que dejó su cama libre para que Daila pudiera quedarse sin problema.

Resoplaron cuando apagaron las luces.

Daila, por su parte, se escondió bajo las sábanas mientras sentía su pequeño corazón latir con fuerza. Pues, tenía un pequeño trauma con la oscuridad.

Pablo, por el contrario, trataba de dormir tranquilo, pero escuchó una voz llamándolo, y cuando abrió los ojos, vio un figura de una niña frente a él. Apenas y podía verla por la tenue luz que entraba por la ventana.

— ¡Ahh...!— Iba a gritar pero le tapó la boca.

— ¡Cállate, soy yo!— Exclamó entre susurros.

Pablo la miró con los ojos abiertos como platos mientras sentía la necesidad de hablar, pero le era imposible, pues su amiga tenía su mano tapándole la boca impidiéndole emitir tan solo un sonido.

— Es que... tengo miedo...— Murmuró.— Y hoy no tengo a Kira que me acompañe.— Hablaba de su gata, que era la que la acompañaba en sus noches de terror.

— Pues enciende la lámpara.— Resolvió el pequeño Pablo quitándose la mano de su boca.

— Es que tampoco tengo sueño.— Se excusó moviendo su pie.

— Pues yo tampoco.

— ¿Y qué hacemos?

— ¿Jugamos a algo?— Pablo encendió la lámpara que había en la mesita de noche y se sentó en la cama.

Daila resopló imitando el gesto de Pablo.

Se miraron a los ojos y se sonrojaron.

Ella apartó su mirada hacia el techo, mientras Pablo la miraba con vergüenza.

Ella sintió el impulso de darle un beso, así que lo hizo.

𝗖𝗢𝗟𝗨𝗠𝗕𝗜𝗔─────𝗣𝗔𝗕𝗟𝗢 𝗚𝗔𝗩𝗜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora